El panorama político en Venezuela se torna cada vez más incierto para Nicolás Maduro. A días de su juramentación presidencial el próximo 10 de enero, la falta de apoyo de los colectivos chavistas, antes considerados piezas clave para movilizar a las bases populares, evidencia el deterioro del respaldo hacia su régimen.
El pasado 2 de enero, Valentín Santana, líder del colectivo La Piedrita en Caracas, convocó una reunión con otros grupos chavistas para organizar la defensa del acto de juramentación presidencial. Sin embargo, solo tres colectivos acudieron: Tres Raíces, Alexis Vive y Carlos Sarría. Esta escasa participación refleja un quiebre profundo entre el gobierno y estos grupos, que en el pasado fueron defensores incondicionales del chavismo.
Un integrante de un colectivo del 23 de Enero comentó que el distanciamiento comenzó años atrás debido a promesas incumplidas y la creciente corrupción en las altas esferas del poder. “Desde 2018 ya no queríamos que Maduro continuara en la presidencia. La crisis económica y el deterioro de la calidad de vida nos llevaron a cuestionar su liderazgo”, explicó.
El descontento entre los colectivos no es nuevo. Durante las elecciones de mayo de 2018, Jorge Rodríguez, entonces ministro, prometió mayor participación popular en las decisiones gubernamentales. Según el miembro de un colectivo, “convencimos a nuestra gente de apoyar a Maduro, pero luego se burlaron de nosotros. Ahora que se las arreglen solos”.
Incluso, algunos líderes chavistas históricos, como Valentín Santana, se encuentran en una encrucijada. Aunque mantiene su apoyo al régimen, otros colectivos han decidido centrarse en su labor comunitaria y desvincularse del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). “Nuestra lucha es por la gente del pueblo, no por ser fuerzas de choque al servicio de intereses políticos”, señaló el mismo integrante.
Ante la falta de apoyo, el régimen ha intensificado la militarización en Caracas. Desde el 31 de diciembre, policías y militares vestidos de civil han sido desplegados en puntos estratégicos, como la Plaza Bolívar y el Metro de Caracas. Además, se han cerrado parcialmente vías clave, como la autopista Caracas-La Guaira, bajo el pretexto de reparaciones.
En paralelo, colectivos armados en regiones como Apure, cerca de la frontera con Colombia, han sido reforzados con recursos como motocicletas, lubricantes y armas. Estos grupos, liderados por figuras como alias Morrocoy y alias Mata Seca, han adoptado roles más visibles en actos de intimidación y control.
La ausencia de respaldo de los colectivos es un síntoma del agotamiento de la llamada “revolución bolivariana”. Para muchos de estos grupos, el chavismo ha perdido su esencia, convirtiéndose en una estructura de poder sostenida por la fuerza más que por la ideología.
A medida que se acerca el 10 de enero, la pregunta es si el régimen podrá mantener su control frente a la creciente desilusión de quienes alguna vez fueron sus aliados más fieles. Para estos colectivos, la consigna parece clara: “Que se las arreglen solos”.
(Fuente: Infobae)
Pedro, se viene el dólar a 500 en Cuba: Esta gente ni con una brújula encuentra el rumbo
Hace 3 días