La prensa oficialista cubana ha destacado con entusiasmo los hallazgos de petróleo en Matanzas por parte de la empresa australiana Melbana Energy, pero ha omitido un detalle esencial: el crudo de mejor calidad será exportado, no consumido en el país. Este hecho, silenciosamente relegado en los medios estatales, contradice la narrativa de autosuficiencia energética que se ha venido promoviendo desde hace años.
Melbana Energy, en colaboración con la Unión Cuba-Petróleo (CUPET), ha llevado a cabo trabajos de perforación en el pozo Alameda-2, donde se ha descubierto un petróleo de más de 18° API, notablemente más ligero que el crudo pesado que tradicionalmente se extrae en Cuba. Este hallazgo ha sido presentado como un “avance alentador” y un posible impulso para el futuro energético del país. Sin embargo, lo que no se menciona con claridad en el discurso oficialista es que la empresa ya ha almacenado más de 15,000 barriles de este crudo para ser exportados próximamente.
La información fue revelada en una nota del 14 de mayo, en la que Melbana confirmó que el primer envío internacional del petróleo cubano se realizará a finales de junio. Se trata de una operación aprobada por las autoridades, que incluye transporte terrestre hacia las instalaciones de CUPET y posterior embarque internacional.
Cuba, que enfrenta una de las peores crisis energéticas de las últimas décadas, con frecuentes apagones y escasez de combustible, depende en gran medida de importaciones desde países aliados como Venezuela y Rusia. En este contexto, el hecho de que el petróleo ligero descubierto no se utilice para aliviar la situación interna sino que se destine a la exportación, plantea serios cuestionamientos. ¿Quién se beneficia realmente de estos descubrimientos? ¿Por Mientras Cubadebate celebra los hallazgos y los presenta como símbolo de avance tecnológico, evita mencionar que el objetivo inmediato no es abastecer el mercado interno, sino aprovechar la exportación como medio de financiación para futuros desarrollos.
El presidente ejecutivo de Melbana Energy, Andrew Purcell, ha dejado claro que esta primera exportación servirá como prueba piloto para conseguir una línea de crédito que permita ampliar el desarrollo del yacimiento. Además, se han planificado nuevas perforaciones en áreas cercanas, lo que indica que el interés empresarial está más orientado a la rentabilidad internacional que al suministro doméstico.
Esta situación pone de relieve una contradicción fundamental: el discurso de independencia energética no se corresponde con la estrategia de exportación inmediata del recurso más valioso hallado en años. El caso del pozo Alameda-2 es, por tanto, un ejemplo concreto de cómo el control informativo puede manipular la percepción pública, silenciando lo que debería ser motivo de debate nacional.
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