El cocodrilo cubano, una especie cuyo nombre científico es Crocodylus rhombifer y habita solo en partes del territorio antillano, se encuentra actualmente al borde de la extinción por diversos factores, mientras especialistas de la isla intentan hacer lo posible por salvarlo.
Como causas de la disminución riesgosa de la población, los investigadores señalan la caza ilegal, la hibridación de ejemplares con cocodrilos americanos y los factores climáticos. El cocodrilo cubano solo puede hallarse en la Ciénaga de Zapata y en un pantano de la Isla de La Juventud.
Su hábitat natural es el más pequeño en relación con todas las especies vivas de cocodrilos del planeta, dijo el investigador cubano Etiam Pérez en declaraciones a la agencia de noticias Reuters. “Estamos tratando de traerlos de regreso desde el borde de la extinción”, comentó.
Según el especialista, la hibridación con cocodrilos americanos confunde la genética de los ejemplares, amenazando las poblaciones. Por otra parte, el clima cálido altera la proporción de sexos de los cocodrilos recién nacidos, generando una nueva amenaza.
“Cuando comparas el cocodrilo cubano con otras especies del mundo, su casa es muy pequeña”, dijo Gustavo Sosa, veterinario cubano en la región de Matanzas. La disminución ocurre pese a que el gobierno cubano tiene un programa de criaderos de la especie bajo monitoreo científico. Sin embargo, los investigadores no cuentan con los recursos imprescindibles para el manejo de la especie, ni con medios de transportación, insumos o combustible.
Los investigadores también liberan cocodrilos confiscados a los cazadores para ayudar a reducir la caza furtiva de la especie. El programa de criaderos anualmente libera varios cientos de cocodrilos en la naturaleza. Los científicos cubanos estiman que alrededor de 4000 cocodrilos de la especie viven en estado salvaje.
Pero, debido a que el área que prefieren dentro del humedal es relativamente pequeña, un desastre relacionado con el clima podría acabar con la mayor parte de la población. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluyó a la especie en la categoría peligro crítico en 2008, no obstante, creen que las estimaciones y datos deben actualizarse.
“Con el criadero estamos tratando de aumentar el rango histórico del cocodrilo cubano y, por supuesto, aumentar el número de estos individuos en la naturaleza”, dijo Pérez.
“La venta de carne de cocodrilo en Cuba está estrictamente controlada por el Estado, y solo aquellos cocodrilos con defectos físicos o genética híbrida, por ejemplo, están permitidos en los restaurantes dedicados al turismo. Sin embargo, todavía se puede encontrar un mercado ilegal en algunas áreas, particularmente alrededor del pantano”, apunta el referido medio.
Sosa explicó que los cocodrilos cubanos son fuertes depredadores y pueden alcanzar los cinco metros cuando son adultos. “Es especialmente belicoso, con poco miedo a los humanos. Es un bicho muy curioso, cuando ves uno en la naturaleza... sabes que es un cocodrilo cubano porque vienen a ti”, dijo.
Debido a los factores de insularidad, no obstante, es considerado una de las especies más pequeñas del género en cuanto a dimensiones. En 2018, el cocodrilo cubano ya era el ejemplar más amenazado del mundo, según la Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología.
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