Cuba atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente en cuanto al suministro eléctrico. La Unión Eléctrica ha informado que el déficit de generación supera los 1,500 megavatios, una cifra que deja al país en el umbral de un colapso energético sostenido. El martes, los apagones se extendieron durante todo el día y alcanzaron un pico de afectación de 1,475 MW a las 10:00 p.m. La realidad es alarmante: el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) no logra cubrir ni la demanda mínima del país, afectando todos los aspectos de la vida cotidiana.
La situación se agrava con seis unidades termoeléctricas fuera de servicio —tres por averías y tres por mantenimiento— en plantas clave como Santa Cruz, Felton, Renté y Cienfuegos. A esto se suman 63 centrales de generación distribuida paralizadas por la falta de combustible, lo que representa otros 450 MW perdidos. Mientras tanto, los intentos de producción renovable mediante 12 nuevos parques solares apenas alcanzan los 1,374 MWh diarios, lo cual es insuficiente frente a una demanda que ronda los 3,000 MW.
“La falta de mantenimiento preventivo, la obsolescencia de las instalaciones y una gestión estatal ineficiente han convertido a los apagones en una rutina nacional. La Habana, por ejemplo, sufre cortes programados en todos sus bloques, exponiendo a sus ciudadanos a jornadas completas sin electricidad.”
El deterioro de la infraestructura eléctrica se refleja no solo en cifras, sino en las consecuencias que genera: hospitales paralizados, comercios que no pueden operar, escuelas sin clases, y hogares completamente a oscuras. La gestión gubernamental se ha limitado a justificar la crisis con argumentos de escasez y sanciones, sin ofrecer soluciones reales ni una planificación efectiva.
“Durante años, el gobierno ha prometido mejoras y avances en materia energética, pero la población sigue enfrentando una crisis profunda y prolongada. Las inversiones en energías renovables son, hasta ahora, testimoniales, y los anuncios de sincronización de unidades tras reparaciones resultan insignificantes ante el tamaño del déficit actual.”
Cuba necesita urgentemente una reforma estructural en el sector eléctrico, que incluya inversión seria en infraestructura, modernización tecnológica y un plan coherente para el desarrollo de energías limpias. Sin acciones concretas, el país seguirá atrapado en un ciclo de promesas incumplidas y una vida diaria marcada por la incertidumbre, la oscuridad y el estancamiento.
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