A pesar del recrudecimiento de la crisis alimentaria en Cuba, las autoridades del régimen comunista han celebrado esta semana ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) el cumplimiento —e incluso sobrecumplimiento— de un solo plan productivo en el sector alimentario: el de la producción de cerveza.
Según datos presentados por el ministro de la Industria Alimentaria, Alberto López Díaz, la producción de las empresas cerveceras Bucanero y Parranda alcanzó un 107% del plan previsto para el primer semestre de 2025. A esto se suman los resultados positivos de la empresa Cuba Ron, que reportó un crecimiento del 15% en su producción de ron, y ventas en línea que alcanzaron los 25.9 millones de dólares, duplicando las cifras del año anterior (+100.5%).
Sin embargo, más allá del sector de bebidas alcohólicas, la mayoría de las ramas alimentarias esenciales para la población cubana muestran cifras críticas y un probable nuevo fracaso anual en materia de abastecimiento y nutrición.
Entre los indicadores más preocupantes:
Captación de lácteos: solo se logró el 54.1% del plan, a pesar de que el acopio de leche aumentó en 12 millones de litros respecto al mismo período de 2024.
Industria cárnica: alcanzó apenas un 71% de cumplimiento, con una caída de más de 600 toneladas en la producción.
Producción de café: se desplomó hasta un 23.7% del plan, con solo 2.887 toneladas registradas.
Molinería (harinas y derivados): se ejecutó solo el 54.4% del plan, debido al insuficiente arribo de trigo importado.
López Díaz justificó gran parte de estos incumplimientos señalando una profunda crisis en las importaciones de materias primas. Hasta junio de 2025, Cuba apenas ha recibido:
30% de la leche en polvo planificada
55% del trigo
0% de soya y aceite
A esta escasez se suma la falta de combustible, que ha impactado negativamente no solo la distribución interna, sino también sectores como la pesca de langosta, una fuente tradicional de proteína y exportación. Paradójicamente, aunque ya no aparece en la dieta del cubano promedio, la langosta sigue siendo canalizada hacia la exportación y la hotelería, pese a que muchos de estos hoteles operan a medio gas.
Ante esta crisis pesquera, el régimen ha autorizado la retención del 73.47% de los ingresos generados por la pesca, lo que equivale a más de 62 millones de pesos cubanos, como medida para intentar revitalizar el sector.
En contraste con el colapso de los sectores estatales, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) aparecen como una excepción relativa. De acuerdo con Mercedes López Acea, presidenta del Instituto Nacional de Actores Económicos No Estatales (INAENE), este sector ha generado empleo e ingresos fiscales. No obstante, las trabas persisten.
Oniel Díaz, gerente de la consultora Auge, denunció la paralización en la aprobación de nuevas MIPYMES, que desde mayo de 2024 pasaron de 100 autorizaciones semanales a apenas unas pocas, afectando el dinamismo del emergente sector privado.
En resumen, mientras el pueblo cubano lidia con la escasez de productos esenciales como leche, carne y café, el régimen se aferra a mostrar logros en sectores con escaso impacto nutritivo, como la cerveza o el ron, profundizando así una desconexión entre la propaganda oficial y la realidad de los hogares cubanos.
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