Desde que la modelo e influencer cubana Daniela Reyes se estableció en Miami a finales de diciembre, no han cesado las especulaciones sobre el estado de su relación con el reguetonero Yomil Hidalgo. Aunque ambos continúan manteniendo una interacción aparentemente afectuosa en redes sociales —con mensajes como el reciente “Mi jevita es otra cosa” que le dejó Yomil en un Reel—, algunas señales han despertado sospechas entre los seguidores más atentos.
La chispa que reavivó los rumores surgió durante una dinámica de preguntas y respuestas en el perfil de Instagram de Daniela. Un seguidor le consultó si el próximo álbum de su pareja estaba inspirado en ella. Su respuesta, breve y distante, fue reveladora: “No lo sé, no lo he oído, pero espero que sean canciones alegres… Espero”. Una frase que, aunque diplomática, sugiere cierta desconexión con uno de los proyectos más personales del artista urbano.
El disco en cuestión, titulado Cubantroit, ha sido descrito por Yomil como una propuesta musical novedosa, con siete temas que buscarían romper con la monotonía del género urbano. Resulta llamativo que Daniela, figura cercana al entorno del reguetonero y pieza importante en su proyección pública, aún no haya escuchado el material, lo que alimenta la percepción de una posible distancia, al menos emocional.
Este tipo de situaciones resuena especialmente entre la comunidad cubana, dentro y fuera de la isla, no solo por la notoriedad pública de la pareja, sino por los retos que enfrentan muchas relaciones en medio de la diáspora. Daniela ha logrado asentarse en Miami, una ciudad clave para los creadores de contenido y modelos con base cubana, mientras que a Yomil le fue denegada la visa estadounidense, manteniéndolo en La Habana y limitando los encuentros con su pareja.
La separación geográfica, obligada por restricciones migratorias, se ha convertido en un obstáculo frecuente para muchas parejas cubanas, incluso para aquellas con visibilidad pública. En este contexto, cada gesto, comentario o ausencia en redes sociales adquiere un peso especial, y sus vidas sentimentales se convierten, inevitablemente, en materia de escrutinio colectivo.
Pese a la distancia y los rumores, la relación entre Yomil y Daniela mantiene una imagen de cordialidad en el espacio digital. Mientras algunos interpretan esto como una señal de estabilidad, otros detectan en detalles como la falta de menciones explícitas o el desinterés por el nuevo disco signos de que la relación podría estar atravesando un período de enfriamiento.
Las reacciones en redes reflejan la división entre quienes creen que se trata de una estrategia publicitaria y quienes defienden la vigencia del vínculo. “Esto es puro marketing, van a correr todos a escuchar el disco”, comentó un usuario. Otros fueron más empáticos: “Siguen juntos, dejen la mala energía”. Incluso hubo quienes interpretaron la cautela de Daniela como una forma de evitar polémicas adicionales, dada la sensibilidad que ha rodeado a Yomil en otras disputas musicales recientes.
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