La desesperación por ayudar a sus familias en Cuba ha llevado a muchos migrantes cubanos en Tapachula, México, a utilizar canales informales para el envío de remesas, a pesar de los riesgos que esto implica. Ante la falta de alternativas seguras y asequibles, proliferan las redes de personas que, a través de grupos en redes sociales como Facebook y WhatsApp, ofrecen enviar dinero a la isla sin respaldo bancario ni garantías legales.
Estas prácticas, aunque comunes, exponen a los remitentes a posibles estafas, ya que el proceso depende de la confianza en desconocidos que actúan como intermediarios, sin regulación ni protección. Los cobros suelen hacerse en efectivo y en ocasiones implican comisiones que varían según la cantidad enviada y la urgencia del destinatario.
Alisa Escobar, una cubana residente en Tapachula, reconoce que este sistema es riesgoso, pero necesario. “Nos toca arriesgarnos. No hay mecanismos oficiales y nuestras familias en Cuba están pasando hambre. Yo he tenido suerte, pero conozco personas a las que les han robado el dinero”, comentó.
Según Escobar, la conversión del dinero en Cuba es una motivación importante: por mil pesos mexicanos, los familiares en la isla pueden recibir hasta 17 mil pesos cubanos, una suma que, aunque modesta, representa una diferencia significativa para adquirir alimentos u otros productos básicos.
Sin embargo, expertos advierten sobre las implicaciones legales de estas prácticas. Claudia Córdoba, contadora pública, señala que “al tratarse de movimientos de dinero fuera del sistema financiero formal, existe el riesgo de incurrir en sanciones fiscales tanto en México como en Cuba, especialmente si se demuestra que los envíos no cumplen con la normativa vigente”.
La situación refleja un fenómeno creciente impulsado por la crisis económica en Cuba y el aumento de la comunidad migrante en el sur de México. Tapachula se ha convertido en uno de los principales puntos de tránsito y asentamiento para cubanos que buscan continuar hacia el norte, y con ello ha crecido la necesidad de mantener el vínculo económico con sus familias en la isla.
A pesar de los riesgos, muchos prefieren asumir la posibilidad de una pérdida antes que dejar a sus seres queridos sin ayuda. “Es una necesidad, no un capricho. Sabemos que nos pueden estafar, pero es lo único que tenemos”, afirmó otro migrante que prefirió no dar su nombre.
Las autoridades han exhortado a los migrantes a optar por servicios regulados para evitar fraudes y consecuencias legales. Sin embargo, la falta de acceso a dichos servicios para muchos cubanos sin estatus migratorio definido complica la situación.
(Con información de Diario del Sur)
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