El accidente del vuelo 7C2216 de Jeju Air, ocurrido el 29 de diciembre de 2024, sigue generando controversia en Corea del Sur, no solo por ser el siniestro aéreo más letal en la historia del país, con 179 fallecidos, sino también por el debate sobre sus causas. Mientras las autoridades apuntan al error humano como factor determinante, familiares de las víctimas y sindicatos de pilotos exigen una investigación más amplia y transparente.
El Boeing 737-800 partió de Bangkok con destino a Muan cuando, poco antes del aterrizaje, impactó con un ave. Los pilotos declararon emergencia y decidieron intentar aterrizar desde la dirección opuesta. La maniobra terminó en desastre: el avión aterrizó sin tren de aterrizaje, se deslizó por la pista y colisionó con una barrera de hormigón, tras lo cual se incendió. Solo dos tripulantes sobrevivieron.
La Junta de Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios de Corea del Sur (ARAIB) señaló recientemente que uno de los pilotos habría apagado por error el motor izquierdo —el único que seguía funcionando— en lugar del derecho, que fue el que resultó dañado por el ave. Este posible fallo fue considerado decisivo en el desenlace.
Sin embargo, la investigación enfrenta dificultades: una interrupción eléctrica durante los últimos cuatro minutos del vuelo inutilizó las grabadoras de datos, lo que limita el acceso a información clave. Aun así, los investigadores afirmaron contar con “evidencia suficiente”, como registros parciales y el estado de un interruptor de motor encontrado entre los restos.
En marzo, ambos motores fueron enviados a Francia para ser examinados por expertos franceses, surcoreanos y estadounidenses. No se detectaron fallas técnicas previas, lo que refuerza la hipótesis del error humano.
Pero el sindicato de pilotos de Jeju Air rechazó esta conclusión. En un comunicado, aseguraron que no se han presentado pruebas técnicas suficientes para determinar si era posible aterrizar con un solo motor. “No se puede responsabilizar únicamente a los pilotos en condiciones de emergencia sin que todos los factores estén claros”, afirmaron.
Familiares de las víctimas también expresaron su descontento. Durante una conferencia en la que se iban a presentar los hallazgos, interrumpieron con protestas y la sesión fue cancelada. Acusan a la ARAIB de omitir elementos clave, como la existencia de la barrera de hormigón al final de la pista, que según ellos agravó el accidente.
“Queremos una investigación completa, sin sesgos, que tenga en cuenta todos los elementos, no solo lo que ocurrió en cabina”, dijo Kim Yu-jin, vocera del grupo de familiares. Añadió que la forma en que se comuniquen los resultados puede influir en los procesos de compensación.
Expertos internacionales en aviación coinciden en que identificar el motor dañado en medio de una falla de instrumentos es extremadamente complejo. “Sin instrumentos operativos, los pilotos tienen muy pocas referencias”, explicó John Goglia, exmiembro de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EE.UU. También recordó que errores similares ocurrieron en otros accidentes, como el de Kegworth (1989) y el de TransAsia Airways (2015), donde se apagaron los motores funcionales por error, con consecuencias fatales.
En respuesta a las críticas, el Ministerio de Transporte de Corea del Sur anunció en enero la eliminación de las barreras de hormigón en siete aeropuertos del país.
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