Una ciudadana cubana grabó y narró con preocupación el deterioro de un hombre mayor que se desplomó en plena vía pública, en evidente estado de hambre y abandono en cuba.
En un video compartido por redes sociales, se le escucha decir: “Ayúdenlo, que es un ser humano… Tiene hambre, es la necesidad de estar solo… Se cayó el pobre hombre”, sugiriendo que ni el gobierno ni las autoridades locales acuden en su ayuda.
Por la insistencia de la mujer, se detalla que dos hombres intervinieron y el señor es llevado hasta la acera donde se acurrucó en posición fetal.
La vecina recalca que vive cerca de una cuartería y que el anciano reside solo, en clara situación de vulnerabilidad.
Su llamado final fue contundente: “Tienen que llevárselo a un lugar donde él pueda tener otra persona… es de lo que se tienen que ocupar las autoridades”.
La escena se enmarca en un contexto que ha sacudido la narración oficial de bienestar en Cuba.
La exministra de Trabajo, Marta Elena Feitó, afirmó recientemente en la Asamblea Nacional que en la isla no existe indigencia, sino personas “disfrazadas de mendigos”.
Sin embargo, su posterior destitución y las críticas del propio presidente Díaz-Canel evidencian un reconocimiento tácito de la crisis.
Organizaciones independientes como el Food Monitor Program advierten que la escasez ya no es coyuntural, sino una emergencia humanitaria crónica.
Sus encuestas revelan que millones de cubanos comen solo una o dos veces al día, mientras que uno de cada cuatro personas ha tenido que saltarse la cena recientemente. Además, en marzo de 2024 se documentó que el 70 % de los cubanos dejó de desayunar, almorzar o cenar al menos ocasionalmente debido a la falta de alimentos.
El Programa Mundial de Alimentos reporta que la inflación estimada fue del 30 %, y que la escasa disponibilidad de divisas limitó gravemente la entrada de productos alimenticios importados.
El sistema de racionamiento estatal ya no garantiza un nivel mínimo de nutrición y se ha convertido en un “mecanismo de gestión de la escasez”.
En este contexto, la imagen del anciano desplomado —una “cosa de estas” según la vecina— se convierte en un testimonio gráfico de una realidad negada por los discursos oficiales.
Mientras el régimen insiste en que “nadie pasa hambre”, los testimonios en la calle y las cifras de organizaciones independientes muestran un panorama brutal.
Las autoridades cubanas no han emitido ninguna comunicación sobre el caso ni se ha informado sobre atención médica al anciano.
El video ha sido compartido en varias páginas de denuncia ciudadana entre ellas Maripili del Pino, provocando una ola de indignación y reclamos de rendición de cuentas por parte de quienes piden respuestas concretas sobre cuántas personas más en estado crítico existen en la isla.
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