El músico cubano Alfonsito Contreras, reconocido por su trayectoria en agrupaciones emblemáticas como la Orquesta Revé, Dan Den y Guapachá, anunció su regreso definitivo a Cuba tras varios años radicado en Bolivia. A través de sus redes sociales, el pasado 20 de julio, el artista oriundo de Bejucal —y actualmente establecido en La Habana— compartió un mensaje emotivo donde reveló las razones detrás de su decisión.
“No quise lidiar más con algo o alguien que después de años me di cuenta que tenía dependencia servil a la familia”, expresó Contreras, en referencia a una experiencia personal marcada por conflictos familiares. Según explicó, perdió gran parte de sus bienes materiales a manos de una figura cercana, a la que describió como alguien con “manía de grandeza” y “apego a lo material”.
Pese al dolor vivido, el músico agradeció públicamente el cariño recibido por parte de amigos bolivianos, quienes —según contó— continúan enviándole mensajes de apoyo. Aunque posee ciudadanía boliviana, dejó claro que su identidad no ha cambiado:
“Me siento más cubano que nuestra palma”, afirmó, reivindicando además el ejemplo de su padre fallecido, de quien dijo haber aprendido a vivir con modestia: “Nadie se lleva nada a la tumba”.
La publicación generó reacciones diversas. Mientras numerosos seguidores y colegas le manifestaron apoyo en comentarios abiertos, otros excompañeros lo cuestionaron de forma privada a través de mensajes por Messenger, aludiendo a situaciones pasadas donde —según afirmaron— pedía dinero prestado y no lo devolvía.
Aunque no precisó la fecha exacta de su retorno, Alfonsito ya aparecía vinculado a proyectos culturales en la isla desde al menos 2020, cuando participó como solista en el videoclip Erradicando ese virus, junto a los Tambores de Bejucal, con producción financiada por la UNEAC en Mayabeque.
En un momento en que muchos artistas optan por emigrar, la historia de Contreras traza un camino opuesto: el de un retorno cargado de heridas personales, pero también de intención de reconstrucción, desde la tierra que —a pesar de todo— nunca dejó de sentir como suya.
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