Un escándalo de seguridad alimentaria conmociona a China tras revelarse que más de 230 niños fueron envenenados en una guardería de la provincia de Gansu por ingerir alimentos teñidos con pintura industrial con plomo. El caso ha desatado indignación nacional y destapado fallas sistemáticas en los controles de salud pública y supervisión escolar.
El incidente ocurrió a inicios de este mes en el jardín de infantes Peixin, ubicado en la ciudad de Tianshui. Según el informe oficial del comité del Partido Comunista provincial, la directora del centro, de apellido Zhu, ordenó alterar el color de los alimentos para “hacerlos más atractivos” y así aumentar la matrícula del jardín. Para ello, la cocinera del plantel compró en línea pigmento industrial, a pesar de las claras advertencias en el empaque de que “no era apto para consumo humano”.
Las consecuencias fueron graves e inmediatas. De los 247 niños y personal que ingirieron los alimentos contaminados, 233 menores presentaron niveles “anormales” de plomo en sangre, y al menos 201 de ellos siguen siendo tratados en hospitales. Las pruebas revelaron que el plomo presente en algunos alimentos, como pasteles de dátiles al vapor y rollos de maíz, superaba entre 2.000 y hasta 400.000 veces el límite legal permitido en productos alimentarios en China.
Uno de los pigmentos analizados contenía 1.340 miligramos de plomo por kilo, frente al límite permitido de apenas 0.5 miligramos. Las imágenes de seguridad muestran claramente al personal de cocina mezclando el colorante amarillo industrial con la masa utilizada para preparar los alimentos.
La situación se agravó por intentos deliberados de encubrimiento. De acuerdo con el informe, algunos responsables intentaron sobornar autoridades, alterar los resultados de laboratorio y minimizar la gravedad del caso. En el Hospital Popular Segundo de Tianshui, al menos dos pruebas fueron modificadas ilegalmente para mostrar niveles más bajos de plomo. Además, se descubrió que el personal carecía de entrenamiento adecuado y que los procedimientos de control de calidad eran “caóticos”.
Las autoridades ya arrestaron a seis personas, entre ellas la directora Zhu y un inversionista de apellido Li. Otras dos están en libertad bajo fianza mientras continúa la investigación. También se han iniciado procedimientos disciplinarios contra casi 30 funcionarios, incluidos supervisores de salud y educación locales.
La prensa estatal reportó que algunos padres notaron síntomas alarmantes en sus hijos, como náuseas, dolor de estómago y dientes oscurecidos. Una madre señaló que los médicos inicialmente minimizaron los síntomas hasta que las pruebas confirmaron los niveles peligrosos de plomo.
Este incidente ha generado un debate nacional sobre la seguridad alimentaria y la falta de supervisión en instituciones educativas. En el pasado, China ha enfrentado otros casos graves de contaminación alimentaria, pero este se perfila como uno de los peores a nivel escolar.
El gobierno provincial ha prometido una revisión profunda del sistema de inspección y sanciones ejemplares para los responsables. Mientras tanto, cientos de familias siguen esperando respuestas, tratamiento y justicia por un daño que, en muchos casos, podría tener consecuencias irreversibles para la salud de los menores.
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