Santiago de Cuba enfrenta una crisis sanitaria y ambiental mientras el huracán Melissa se acerca al oriente del país. La ciudad se encuentra literalmente colapsada por basura y los reportes de los vecinos contrastan con la versión oficial que asegura que todo está bajo control. Desde el centro histórico hasta los barrios más alejados, la imagen es la misma: microbasurales, montañas de desechos y calles invadidas por suciedad que, con la lluvia y el viento, podrían convertirse en focos de infección.
Calles como Gallo, Gasómetro, Vista Hermosa, Veguita de Galo, Santa Bárbara, 30 de Noviembre, Zamorana, Santa Úrsula y Altamira, entre muchas otras, son testigos de un abandono total.
Los vecinos denuncian que, a pesar de las promesas de limpieza y las imágenes oficiales de brigadas trabajando, no han visto pasar ni un camión. “Esto es un desastre. En la televisión dicen que limpiaron la ciudad, pero aquí no ha pasado ni un camión. La basura nos rodea, y con la lluvia y el viento que vienen, esto va a ser un foco de infección”, relata una vecina de Veguita de Galo.
El panorama es crítico: la basura se mezcla con aguas estancadas, ramas, escombros y hasta animales muertos, generando un ambiente insalubre que aumenta el riesgo de brotes de dengue, leptospirosis y otras enfermedades respiratorias. La amenaza no es solo la fuerza de Melissa, que avanza desde Jamaica con vientos huracanados, sino también la negligencia que mantiene a la ciudad sumida en desechos y abandono.
Esta doble amenaza expone la vulnerabilidad de Santiago de Cuba, donde la población se enfrenta simultáneamente al desastre natural y a la desidia institucional. Mientras el huracán se acerca, los santiagueros no solo se preparan para los vientos y lluvias intensas, sino también para un riesgo sanitario que podría empeorar la emergencia.
El testimonio de los ciudadanos revela la realidad que los medios oficiales intentan ocultar: Santiago de Cuba no está lista para enfrentar a Melissa, y el impacto del huracán será más devastador debido a años de falta de mantenimiento, planificación y respuesta efectiva ante desastres. La ciudad está sepultada en basura y la población, más que nunca, necesita soluciones reales y urgentes.