La provincia de Guantánamo vive horas de extrema tensión ante la inminente llegada del huracán Melissa, que alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson. Las autoridades locales confirmaron la evacuación de 139,000 personas, de las cuales el 78% se refugiará en casas de familiares y amigos, mientras el resto será acogido en escuelas y centros habilitados para la emergencia.
La prensa oficialista informó que 83 centros de elaboración de alimentos y 69 escuelas fueron adaptados como refugios temporales. En Baracoa, más de 10,000 personas permanecen evacuadas debido al deterioro del sistema de alcantarillado y la afectación de la vialidad de montaña. Además, se reportaron daños en el puente principal de la zona, una infraestructura clave que conecta varios municipios.
En el municipio de Maisí, el colapso del puente de Boca de Jauco ha dejado al territorio prácticamente incomunicado por vía terrestre, lo que complica la entrada de ayuda y refuerza la gravedad de la situación.
El Instituto de Meteorología de Cuba advirtió que Melissa mantiene un ojo bien definido, signo de su gran organización y potencia. A las seis de la mañana de este domingo, el ciclón se ubicaba a 180 kilómetros al sur-sudeste de Kingston, Jamaica, y a unos 415 kilómetros al sur de Santiago de Cuba, moviéndose lentamente hacia el oeste a 7 km/h.
Su lento desplazamiento y tamaño considerable preocupan a los expertos, pues podría generar lluvias intensas, marejadas y deslizamientos de tierra en el oriente cubano durante los próximos días. Las bandas externas del huracán ya están provocando fuertes lluvias en Camagüey, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
La población oriental se prepara con incertidumbre y preocupación. Las imágenes satelitales muestran a Melissa como un monstruo meteorológico que avanza lentamente, acumulando energía sobre las cálidas aguas del Caribe. En las próximas horas, Cuba sabrá si logra esquivar uno de los huracanes más intensos de los últimos años o si deberá enfrentar de lleno su furia.