A pesar de la campaña de la dictadura de "proteger" al pueblo y asegurar que “todo está bajo control”, la realidad que se vive en las provincias orientales de Cuba es muy diferente. El huracán Melissa, que ya alcanzó la categoría 5 al tocar tierra en Jamaica, se acerca con fuerza devastadora hacia el oriente cubano.
Las autoridades hablan de planes de evacuación y medidas preventivas, pero la población denuncia falta de recursos, refugios colapsados y escasa información precisa sobre los puntos seguros.
Mientras el régimen intenta transmitir calma, las redes sociales se han llenado de mensajes de angustia, oración y solidaridad. Muchos cubanos, sin electricidad desde horas antes del impacto, claman a Dios por protección.
"Haz lo que tengas que hacer por salvar tu vida y la de los tuyos”, escribió Saúl Manuel en Facebook, advirtiendo que el ojo del huracán está cada vez más cerca de la Isla.
Los comentarios se multiplican con llamados a la fe: “Señor, protege a las provincias orientales”, “Padre amado, ten misericordia de nosotros”, “Dios mío, apiádate de Cuba”.
Otros usuarios, sin embargo, muestran frustración ante la inacción gubernamental y la falta de resultados tras décadas de rezos y promesas incumplidas. “Orar no para nada, 65 años orando y no pasa nada”, escribió una internauta, reflejando el cansancio de una parte del pueblo.
El huracán Melissa representa no solo una amenaza natural, sino también un nuevo desafío para un país exhausto por la crisis económica, los apagones y la escasez. En este contexto, los cubanos se aferran a la esperanza y la oración, mientras el viento y la incertidumbre se acercan con fuerza implacable desde el Caribe.