La prensa oficialista del régimen castrista aseguró que los cortes eléctricos programados en las regiones occidental y central del país tenían como objetivo priorizar el suministro de energía hacia el oriente, donde el huracán Melissa, de categoría 5, se aproxima con fuerza devastadora. Según los medios estatales, esta medida buscaba garantizar la estabilidad del sistema y proteger a los territorios más expuestos al impacto directo del ciclón.
Sin embargo, los reportes ciudadanos desde Santiago de Cuba, Guantánamo, Granma y Holguín contradicen abiertamente esa narrativa. Desde la noche de lunes y durante la madrugada de este martes, múltiples usuarios denunciaron apagones generalizados, incluso en áreas críticas como hospitales, refugios y centros de evacuación. Videos y fotos compartidos en redes sociales muestran barrios enteros a oscuras en momentos en que se esperaban ráfagas de viento superiores a los 200 km/h.
Estas denuncias ponen en entredicho la supuesta “priorización” eléctrica y reavivan el malestar popular ante la gestión energética del gobierno cubano, marcada por la falta de transparencia, el deterioro del sistema electroenergético y el uso político de la información.
Muchos habitantes del oriente temen enfrentar el impacto del huracán sin electricidad, sin agua y sin comunicación estable, mientras las autoridades mantienen su discurso de “plena preparación”.
La pregunta que hoy se repite entre los cubanos es inevitable: ¿Se trató realmente de una medida preventiva para proteger a los orientales o de otra manipulación mediática del régimen para disimular el colapso del sistema eléctrico nacional?
Mientras tanto, la población intenta resistir entre la oscuridad, la incertidumbre y el paso de un fenómeno natural que promete dejar huellas profundas no solo en la infraestructura, sino también en la confianza ciudadana hacia un gobierno cada vez más cuestionado.
Del perfil de La Tijera
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