La reciente premiación de Ana de Armas en los CinemaCon’s Big Screen Achievement Awards como “Estrella de Acción del Año” ha generado opiniones encontradas entre los cubanos, dentro y fuera de la Isla.
Aunque muchos aplauden el reconocimiento internacional de la actriz por su papel en Ballerina, spin-off de la franquicia John Wick, otros critican su aparente desconexión con la realidad de su país natal.
Uno de los más contundentes ha sido el actor cubano Gabriel Wood, quien utilizó su cuenta en la plataforma Cubaactores para expresar su descontento. “Ella podrá poner en alto muchas cosas, incluso algunas al mismo tiempo, pero el nombre de Cuba jamás. Para eso se necesita amor por la patria y la libertad. A ella no le interesa el dolor del pueblo cubano”, escribió Wood, hijo del reconocido actor Patricio Wood.
La crítica de Gabriel Wood no se quedó ahí. En respuesta a comentarios de usuarios que defienden a Ana de Armas como una representante del talento cubano, el actor respondió tajantemente que la actriz nunca ha alzado su voz contra el régimen comunista.
Además, mencionó su antigua relación con Manuel Anido, hijastro del presidente Miguel Díaz-Canel, como una posible razón de su silencio. “¿No cree usted que este sería un buen momento? Ah, pero no puede, porque ella eligió burlarse de su pueblo”, agregó.
El debate ha encendido las redes sociales, dividiendo opiniones. Algunos apoyan la postura de Wood, al considerar que las figuras públicas cubanas tienen la responsabilidad de usar su influencia para denunciar la represión y las carencias que vive el pueblo.
Otros sostienen que el éxito de Ana de Armas en Hollywood debe celebrarse como un triunfo personal, separado del contexto político.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa la pregunta de siempre: ¿deben los artistas cubanos exiliados tomar una postura pública frente al régimen? La discusión en torno a Ana de Armas demuestra que, más allá del talento o los premios, muchos cubanos esperan un compromiso real con su tierra.
Mientras tanto, el nombre de Ana de Armas sigue creciendo en la industria del cine, pero su conexión con Cuba parece más difusa que nunca.