Para nadie es un secreto lo mal que la pasan, echados al olvido, grandes glorias del deporte cubano que lo deron todo por su bandera. Un astro del pitcheo, el Meteororo de la Maya Braudilio Vinent no es la excepción.
Una reciente nota del INDER en Santiago de Cuba deja al descubierto, una vez más, el abismo entre la propaganda oficial y la dura realidad que enfrentan ex deportistas que ocuparon podios olímpicos y mundiales y ahora, no son ni recordados.
El mencionado cominicado se esfuerza en exhibir cifras y “logros revolucionarios” —como pensiones, viviendas y automóviles— aunque la realidad la refleja el rostro cansado de “Bayiyo” y su entorno precario que muestran una historia distinta: la del abandono y la desidia hacia un campeón que muchas veces llevó el nombre de Cuba a lo más alto.
Vinent, considerado uno de los mejores lanzadores en la historia del béisbol cubano, hoy vive alejado de los reflectores, con una salud deteriorada y escasos recursos para enfrentar su vejez. Las redes sociales estallaron en solidaridad tras difundirse imágenes que retratan su estado actual, lo que obligó a las autoridades deportivas a salir al paso con una respuesta plagada de justificaciones y triunfalismo.
El INDER asegura que “se le ha dado todo lo posible dentro de las capacidades del país” y que recibe una pensión de 18.000 pesos cubanos, monto que, al cambio real, apenas alcanza para sobrevivir una semana en la Cuba actual. También presume de haberle otorgado cinco viviendas y cuatro automóviles, como si esos bienes —que en su mayoría ya no existen o no funcionan— fueran un trofeo que justifica la indiferencia de hoy.
La institución lamenta “los ataques de quienes buscan desacreditar el sistema deportivo cubano”, pero omite responder la pregunta esencial: ¿cómo es posible que un símbolo nacional viva en la precariedad más absoluta? Resulta cínico hablar de atención “emocional y material” cuando el propio Vinent ha reconocido sentirse olvidado y cuando su entorno carece de lo más básico para vivir con dignidad.
El comunicado se refugia en la excusa de los “tiempos difíciles”, pero la crisis de valores hacia las glorias deportivas no nació con la inflación ni con el embargo. Es el resultado de décadas de abandono sistemático, de un modelo que utiliza a los atletas como estandartes del éxito revolucionario y los desecha cuando ya no pueden aportar medallas ni titulares.
Mientras el régimen proclama su eterna gratitud, la realidad golpea con fuerza: Braudilio Vinent, el Meteoro de la Maya, el hombre que ponchó a bateadores de primera línea, fuera y dentro del país, enfrenta hoy su partido más difícil sin apoyo real ni justicia moral.
Su historia, más que un homenaje, es un espejo del fracaso ético de un sistema que presume lo que no cuida.
Premiado por el Comité Olímpico Internacional, entrenador Raúl Trujillo, orgullo cubano
Hace 9 horas
EE.UU. lanza nuevos ataques contra embarcaciones en el Pacífico y deja 14 muertos (Video)
Hace 1 día