La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió este miércoles reducir nuevamente su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto, en un intento por estimular el mercado laboral y mantener el crecimiento económico en medio de un complejo escenario de inflación persistente y tensiones políticas derivadas del cierre del gobierno federal.
Se trata del segundo recorte del año, una medida que busca abaratar el crédito y aliviar la carga financiera de consumidores y empresas. Sin embargo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió que la decisión no implica un rumbo preestablecido en la política monetaria. “Nada más lejos de la realidad. La política no sigue un camino fijo”, señaló durante una conferencia de prensa tras el anuncio.
Powell reconoció que el cierre del gobierno, vigente desde el 1 de octubre, podría lastrar la economía, especialmente si se prolonga. Miles de empleados públicos se encuentran sin salario, y la falta de datos oficiales debido a la paralización complica la tarea del banco central para evaluar con precisión la situación económica del país.
La reducción de tasas beneficia principalmente a quienes buscan créditos para consumo o negocios, ya que abarata los préstamos. No obstante, podría también impulsar el gasto y, con ello, ejercer presión sobre los precios, lo que mantiene la preocupación de los analistas. En septiembre, la inflación anual subió del 2,9% al 3%, superando el objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal.
El panorama económico estadounidense luce contradictorio: mientras el mercado laboral muestra signos de enfriamiento, con un aumento en la duración del desempleo y un menor ritmo de contrataciones, los mercados bursátiles alcanzan récords históricos impulsados por el auge de la inteligencia artificial. El fabricante de chips Nvidia superó los 5 billones de dólares en capitalización bursátil, convirtiéndose en un símbolo del optimismo inversor pese a la incertidumbre general.
Powell describió el recorte como una “medida de gestión de riesgos”, diseñada para contrarrestar la desaceleración del empleo sin provocar un repunte inflacionario. Aun así, advirtió que no hay garantías de que se produzca un nuevo recorte en diciembre. “Las opiniones dentro del Comité son muy divergentes”, admitió.
Algunos economistas consideran que reducir los tipos de interés en medio de una inflación persistente podría resultar contraproducente. “Los aranceles actuales representan el mayor aumento de impuestos desde los años sesenta”, recordó Luke Tilley, economista jefe de Wilmington Trust, al destacar que las políticas comerciales continúan presionando los precios.
Las proyecciones del producto interno bruto (PIB) se mantienen cercanas al 4%, un nivel robusto que, sin embargo, no se traduce en mejoras significativas para los trabajadores. Muchos expertos creen que la brecha entre el crecimiento financiero y la realidad laboral podría ampliarse si la Fed continúa relajando su política monetaria sin señales claras de desaceleración de los precios.
La próxima reunión del banco central, prevista para el 10 de diciembre, será clave para definir el rumbo económico de Estados Unidos hacia 2026, en un contexto donde el equilibrio entre crecimiento e inflación sigue siendo el mayor desafío para la Reserva Federal.
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