La crisis económica en Cuba ha llevado a un aumento significativo de la extracción clandestina de oro, un fenómeno que ha cobrado fuerza en Holguín y otras provincias del oriente del país. Según reporta el perfil oficialista Cazador-Cazado, los implicados utilizan métodos altamente invasivos, poniendo en riesgo tanto el medio ambiente como la seguridad de las comunidades locales.
Recientemente, en la zona de la antigua mina de La Agrupada, en Aguas Claras, las autoridades detectaron irregularidades que delataron la presencia de explotadores ilegales. Entre ellos estaba Alfredo Pupo Téllez, quien fue sorprendido en flagrante delito mientras operaba con su grupo de cómplices. El equipo decomisado incluía plantas eléctricas, mangueras, palas y cables, herramientas utilizadas para extraer oro sin permisos oficiales.
El perfil Cazador-Cazado enfatizó que los suelos de la zona quedaron severamente dañados tras la intervención ilegal, evidenciando el impacto ambiental que genera esta actividad ilícita. La publicación concluyó con un mensaje que refleja la gravedad del asunto: “No todo lo que brilla… es ORO”.
La creciente precariedad económica ha incentivado a muchos cubanos a buscar ingresos por vías ilícitas. La falta de oportunidades laborales, los bajos salarios y la escasez de productos básicos han convertido el oro en un recurso atractivo para obtener dinero rápido, incluso a costa de violar la ley y dañar el entorno.
Este fenómeno no solo afecta al medio ambiente, sino que también aumenta los riesgos de accidentes y conflictos con las autoridades. En Holguín, la extracción ilegal se realiza frecuentemente en áreas remotas, donde los controles estatales son limitados, y la competencia por los recursos ha generado tensiones entre los propios involucrados.
El uso de maquinaria pesada, explosivos y químicos para separar el mineral ha provocado contaminación de suelos y cursos de agua. Expertos advierten que la degradación ambiental podría tener efectos duraderos en la agricultura local y en la salud de las comunidades cercanas a estas minas ilegales.
Además, la minería clandestina se ha vinculado con otros delitos, como el contrabando y la corrupción local, lo que dificulta aún más la fiscalización y aumenta la sensación de impunidad. La crisis económica, sumada a la falta de alternativas legales de subsistencia, alimenta un ciclo de explotación ilegal difícil de erradicar
Las autoridades han incrementado la supervisión en zonas históricamente mineras, y los decomisos de equipos y materiales ilegales son cada vez más frecuentes. Sin embargo, la efectividad de estas medidas es limitada frente a la magnitud del problema, y que la situación refleja un fenómeno en expansión, impulsado por la urgencia económica de la población.
El Micha regresa a Cuba: ¿bancarrota, presiones en Miami o nostalgia real?(actualización)
Hace 1 día