La provincia de Artemisa, conocida históricamente por su tradición cañera, enfrenta una nueva crisis que amenaza la zafra y encarece el azúcar para los consumidores cubanos. Hasta ahora, solo se han sembrado 814 hectáreas de caña, menos de la mitad del plan previsto para esta etapa, lo que equivale al 47 % del objetivo original.
Esta situación refleja no solo la falta de cumplimiento, sino también los problemas estructurales que persisten en la industria azucarera cubana.
La escasez de combustible, la ausencia de insumos básicos y los impagos a los productores son factores que dificultan la producción. Campesinos como Joel Collazo Apaceiro de la cooperativa "Marcos Martí" en San Cristóbal han logrado entregar toneladas de caña a la industria sin recibir el pago correspondiente, que en su caso supera los cuatro millones de pesos. Joel denuncia además la falta de guantes, botas y ropa de trabajo y que todos los insumos deben ser costeados por los propios campesinos.
El abandono del sector también se refleja en las brigadas de apoyo, donde jóvenes como Luis Alberto Gutiérrez Valdés de 33 años se mantienen por compromiso familiar, recibiendo salarios simbólicos y sin garantías de alimentación ni transporte. Alfredo Gutiérrez Oceguera, de la cooperativa "Victoria de Girón", critica la falta de motivación y continuidad, asegurando que el sector ha perdido su sentido de pertenencia.
Los resultados industriales son igualmente preocupantes. El central "30 de Noviembre" produjo apenas 3,018 toneladas de azúcar en la zafra 2024-2025, muy por debajo de las 7,946 toneladas previstas, con un rendimiento promedio de 6 toneladas por hectárea y un aprovechamiento industrial de solo el 21 %. Mientras tanto, el central Harlem se limita a producir meladura, y muchos trabajadores han sido reubicados o abandonado el sector.
El director de la Empresa Agroindustrial Azucarera "30 de Noviembre" reconoció que la zafra comenzó con 34 días de retraso debido a la falta de combustible. Sin cambios estructurales significativos, la industria azucarera cubana sigue alejándose de los niveles que una vez definieron la economía nacional, y el azúcar continúa encareciéndose en los mercados formales e informales, con precios que oscilan entre 500 y 600 pesos por kilogramo.
Artemisa vuelve a figurar entre las provincias incumplidoras y las previsiones para la zafra de 2026 no muestran señales de mejora. La crisis no es solo de producción: es un golpe directo al bolsillo de los cubanos y un reflejo de la desidia que amenaza el futuro de un sector histórico.
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