Después de semanas de incertidumbre y angustia, Alicia María Montes de Oca Pérez, conocida cariñosamente como La China, fue localizada con vida en Guantánamo. La noticia fue confirmada por el Observatorio de Género Alas Tensas, que agradeció el esfuerzo ciudadano en la difusión de la alerta, aunque aclaró que todavía no hay información precisa sobre su estado de salud.
Alicia había sido reportada como desaparecida el pasado 21 de agosto, cuando salió de su casa en horas de la mañana y no regresó. Su familia, desesperada, inició una intensa búsqueda utilizando redes sociales, páginas comunitarias y grupos de mensajería. Publicaron fotos, números de contacto y pidieron ayuda a todo el que pudiera ofrecer información.
El caso conmocionó especialmente porque la joven padece problemas de salud mental y, según sus allegados, en los días previos a la desaparición había mostrado un comportamiento más agresivo, lo que aumentaba el riesgo de que se extraviara o sufriera algún daño.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa una crisis que viven muchas familias cubanas: la falta de acceso a medicamentos psiquiátricos. La escasez de fármacos ha dejado a cientos de pacientes sin tratamiento adecuado, provocando que las crisis se intensifiquen y que situaciones como la de Alicia se repitan con frecuencia. “Con infusiones y remedios caseros no se resuelven estas enfermedades”, lamentó una internauta que vive una situación similar en su familia.
Más allá de la alegría por el hallazgo, el caso refleja una dura realidad: en Cuba no existe un sistema oficial de alerta temprana para personas desaparecidas. No hay protocolos claros ni coordinación estatal que actúe con rapidez en este tipo de situaciones.
La responsabilidad recae casi por completo en los familiares y en la solidaridad ciudadana, que se convierte en el único recurso para enfrentar la desesperación.
Activistas y organizaciones han denunciado que la policía actúa con lentitud, sin rastreos inmediatos ni planes de acción efectivos. Cada día que pasa sin respuesta oficial incrementa los riesgos, sobre todo en un contexto de inseguridad creciente y de colapso del sistema de salud mental.
La aparición con vida de Alicia es un alivio enorme para su familia, pero también un recordatorio de cuánto queda por hacer para que ninguna familia cubana tenga que atravesar sola este tipo de pesadilla.
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