Una reciente filtración de información clasificada amenaza con sacudir los cimientos del poder en Cuba. Archivos sustraídos del coronel de la Seguridad del Estado, Luis Armando Palacio Suárez, revelan detalles comprometidos sobre Raúl Guillermo Rodríguez Castro, alias “El Cangrejo”, nieto del expresidente Raúl Castro, y uno de los rostros más enigmáticos de la élite castrista.
La exclusiva fue dada a conocer por el influencer y youtuber Darwin Santana, quien ha calificado la filtración como “el inicio del fin” del régimen, debido a la pérdida de control sobre sus propios secretos. Según él, este golpe informativo no solo expone escándalos, sino que deja al descubierto una lucha de poder en las entrañas del castrismo.
Con apenas 30 años, “El Cangrejo” ostenta el grado de teniente coronel en el Ministerio del Interior. Desde su rol como guardaespaldas personal de su abuelo, ha consolidado un acceso privilegiado a información de alto nivel. Pero los documentos filtrados revelan que también ha aprovechado esa cercanía para acumular propiedades y gestionar negocios multimillonarios financiados con fondos públicos.
Uno de los puntos más explosivos de la filtración revela que Raúl Guillermo ha participado en operaciones inmobiliarias cuestionables, adquiriendo propiedades de ciudadanos que abandonan el país para luego rentarlas, todo con respaldo de recursos estatales. Además, ha tejido vínculos con figuras del entretenimiento para expandir su red de influencia fuera de Cuba.
La información apunta también a un posible quiebre interno: figuras cercanas al presidente Miguel Díaz-Canel estarían viendo a “El Cangrejo” como un rival incómodo. Esta pugna podría estar abriendo grietas dentro de la cúpula, en un contexto de creciente presión nacional e internacional.
Darwin Santana promete más revelaciones en próximas entregas, incluyendo detalles sensibles sobre la muerte del opositor Oswaldo Payá. Según afirma, los archivos filtrados contienen datos que podrían identificar a los responsables del trágico accidente de 2012, calificado por muchos como un crimen político.
Las filtraciones también apuntan a redes de lavado de dinero, relaciones con carteles de droga y operaciones ilícitas que involucran a miembros de la alta jerarquía cubana, con nexos que se extienden incluso a territorio estadounidense.
Este escándalo, aún en desarrollo, pone en jaque a un régimen acostumbrado al control absoluto de la narrativa. Por primera vez en mucho tiempo, las fisuras internas y los lujos de su élite quedan expuestos a plena luz pública.
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