Una nueva tragedia sacude Gaza tras un ataque aéreo que acabó con la vida de al menos ocho personas, entre ellas seis menores, en el campo de refugiados de Nuseirat.
Según testigos, los niños se encontraban en una fila esperando su turno para llenar bidones de plástico frente a un camión cisterna, cuando un misil disparado por un dron impactó cerca del punto de recarga. La escena quedó grabada en las imágenes difundidas desde el Hospital Al Awda, adonde fueron trasladadas las víctimas.
El Ejército israelí admitió que el blanco del ataque era un supuesto militante de la Yihad Islámica, pero reconoció que el proyectil cayó a decenas de metros del objetivo. En un comunicado oficial, afirmaron lamentar "cualquier daño causado a civiles no implicados" y aseguraron que el incidente está bajo revisión. El impacto, sin embargo, ha sido devastador en una comunidad ya agotada por la falta de agua potable y combustible.
La escena del ataque es una dolorosa muestra de la situación insostenible que enfrentan los civiles en Gaza, donde la sed, el hambre y el miedo se entrelazan en la vida cotidiana de miles de personas. Con las plantas de desalinización cerradas por falta de combustible, las filas para conseguir agua son cada vez más largas y arriesgadas.
Ese mismo día, un bombardeo sobre un mercado en Ciudad de Gaza provocó la muerte de al menos 12 personas. La agencia palestina Wafa también reportó fallecimientos en otras zonas, incluyendo una vivienda familiar y un campamento de desplazados. Aunque las autoridades israelíes no comentaron directamente sobre estos ataques, confirmaron haber "alcanzado más de 150 objetivos" en las últimas 24 horas.
El Comité Internacional de la Cruz Roja alertó que el hospital de campaña en Rafah ha atendido a más personas heridas en las últimas semanas que durante todo el año anterior. El informe detalla que 132 personas ingresaron solo el sábado con heridas causadas por proyectiles, 31 de las cuales no sobrevivieron.
"Muchos de los heridos intentaban acceder a puntos de distribución de alimentos", señala el organismo, que advierte sobre el incremento de casos graves relacionados con la asistencia humanitaria.
En paralelo, la organización Flotilla de la Libertad volvió a zarpar rumbo a Gaza con ayuda humanitaria simbólica. La nave 'Handala', con 18 personas a bordo, partió desde Italia con el objetivo de desafiar el bloqueo impuesto al enclave. El activista español Santiago González Vallejo, uno de los tripulantes, afirmó que esta acción busca visibilizar la pasividad de la comunidad internacional.
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