La activista Irma Broek, desde su perfil de Facebook, reportó con profundo dolor el fallecimiento de una joven docente de Santiago de Cuba, a causa de un arbovirus. “E.P.D. Yuri. Nuestras más sinceras condolencias a familiares, amigos y comunidad educativa”, escribió Broek en su publicación, subrayando la gravedad de la crisis sanitaria por enfermedades transmitidas por mosquitos en la isla.
El deceso levantó una ola de alarma entre activistas y ciudadanos, quienes coinciden con Broek en que los arbovirus son cada vez más letales en Cuba, en un contexto de crisis estructural.
Según expertos citados por medios independientes, el país enfrenta la circulación simultánea de al menos tres virus transmitidos por mosquitos: dengue, chikungunya y Oropouche.
Estas enfermedades se agravan por múltiples factores.
La acumulación de basura, los salideros de agua estancada, y las lluvias recientes —junto con apagones frecuentes y fallas en la recogida de residuos— crean criaderos abundantes del mosquito Aedes aegypti, principal vector de dengue y chikungunya.
Además, la escasez de combustible y de insecticidas complica las fumigaciones, mientras que muchas brigadas de control de vectores operan de forma intermitente por falta de recursos.
Aunque el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) reconoció oficialmente tres fallecidos por dengue durante 2025, según declaraciones de la viceministra Carilda Peña García, muchos ciudadanos denuncian que esa cifra es muy inferior a la realidad que observan en sus comunidades.
El director nacional de Epidemiología, Francisco Durán, ha afirmado en declaraciones públicas que “no se han reportado fallecidos”, pero esas contradicciones alimentan el malestar social.
Además, los hechos reportados por Broek y otros ciudadanos se enmarcan en lo que algunos analistas llaman una crisis de “arbovirosis combinadas”: la concurrencia de más de un virus transmitido por mosquitos que complicaría tanto el diagnóstico como el tratamiento.
En muchos centros médicos faltan reactivos para determinar si un paciente tiene dengue, chikungunya o Oropouche, lo que obliga a tratar “a ciegas”.
La situación epidemiológica se ha intensificado en varias provincias, incluida Santiago de Cuba, donde las autoridades de salud han emitido alertas por el aumento de casos de arbovirus y han recomendado mantener medidas de higiene, cubrir depósitos de agua y buscar atención médica al presentar síntomas de fiebre, dolor, sarpullido o malestar general.
Irma Broek utiliza su voz pública para exigir transparencia y una respuesta sanitaria más efectiva. Con la muerte de Yuri, una joven maestra, se pone de manifiesto no solo el dolor humano, sino también la urgente necesidad de reforzar la vigilancia epidemiológica y los recursos para combatir esta crisis sanitaria que —según especialistas— podría salirse de control si no se toman medidas estructurales.
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