El periodista independiente José Luis Tan denunció una nueva ofensiva del aparato propagandístico del régimen cubano dirigida contra el medio independiente El Toque, en un intento por responsabilizar a la prensa crítica del colapso económico nacional. Según Tan, nada de lo ocurrido en las últimas semanas es espontáneo: se trata de una operación cuidadosamente diseñada para fabricar un enemigo mediático y desviar la atención del fracaso económico del Gobierno.
Todo comenzó cuando Sandro Castro, nieto de Fidel Castro y símbolo del privilegio de la élite cubana, reapareció en redes sociales con una serie de videos de tono burlón.
Entre poses de “influencer” y chistes de mal gusto, Sandro repitió el guion que desde hace meses impulsa la propaganda oficial: acusar a El Toque de manipular el mercado cambiario y de “crear” la crisis económica que afecta a la Isla. Sus señalamientos, sin datos ni sustento, se alinearon de inmediato con la narrativa institucional.
A los pocos días, como si respondieran a una instrucción superior, cientos de cuentas falsas y perfiles anónimos —las conocidas “ciberclarias” vinculadas a la Seguridad del Estado— inundaron las redes con la campaña #NoAlToque.
José Luis Tan subrayó que esta supuesta reacción popular no es más que una operación digital orquestada para instalar un enemigo y moldear la conversación pública. La táctica no es nueva: el castrismo ha recurrido históricamente a la fabricación de culpables externos para justificar la ineficiencia del propio sistema.
El cierre de esta ofensiva mediática llegó con la intervención del vocero oficialista Humberto López en la televisión nacional.
López repitió las mismas acusaciones, insinuando sin pruebas que El Toque responde a intereses “imperiales”. Sin embargo, Tan resaltó un punto clave: ni El Toque creó el MLC, ni la dolarización informal, ni el colapso del CUP. Fue el propio Gobierno quien desmontó el valor de la moneda nacional, impuso el sistema MLC, creó distorsiones económicas profundas y dejó a los cubanos sin poder adquisitivo.
Culpabilizar a un medio independiente, afirmó, es tan absurdo como culpar al termómetro por la fiebre.
El Toque no hace más que mostrar con datos la realidad económica que el régimen intenta ocultar: un peso sin respaldo, un mercado negro inevitable y una crisis estructural generada desde el poder.
Mientras la población lucha por conseguir alimentos y medicinas, el Gobierno dedica esfuerzos a construir un enemigo mediático para canalizar la frustración popular.
Según Tan, es la misma estrategia de siempre: desviar la atención, fabricar amenazas y mantener la narrativa de que la culpa siempre viene de afuera, nunca del sistema que gobierna el país desde hace más de seis décadas.
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