La nueva encuesta de AP-NORC cayó como un balde de agua fría en la Casa Blanca: la aprobación de la gestión gubernamental del presidente Donald Trump se desplomó al 33%, su nivel más bajo desde que comenzó su segundo mandato. Pero lo más sorprendente no es la caída… sino de dónde proviene: del propio corazón del Partido Republicano.
Durante años, Trump ha presumido de un apoyo sólido dentro de su base conservadora. Pero esta vez la grieta viene desde adentro. Según el sondeo, solo el 68% de los republicanos respalda su manejo del gobierno, una caída drástica respecto al 81% de marzo.
Entre los independientes, la sangría es aún mayor: del 38% al 25%. Las cifras dibujan un paisaje de agotamiento político que ni siquiera los discursos incendiarios de Trump han podido revertir.
El cierre del gobierno —el más largo en la historia del país— puso a miles de trabajadores federales contra la pared: sin salarios, sin garantías y sin respuestas claras.
Y mientras tanto, el mandatario celebraba fiestas temáticas en Mar-a-Lago lo que para figuras republicanas como Beverly Lucas, una jubilada de Florida, la situación es inaceptable: “Es como tener a un niño petulante en la Casa Blanca… mientras la gente pasa hambre”, dijo, reflejando una decepción cada vez más común.
Lo irónico es que, pese al desplome en la aprobación de su gestión de gobierno, la valoración general de su presidencia sigue casi intacta: 36%, similar a la encuesta de octubre. Muchos seguidores aún lo consideran la mejor opción para mantener al país “en el camino correcto”. Algunos, como Susan McDuffie en Nevada, culpan a los demócratas por el sufrimiento generado por el cierre, convencidos de que la oposición busca capitalizar políticamente la crisis.
Pero fuera del círculo más férreo, el cansancio es evidente. Estadounidenses moderados como Nora Bailey, madre reciente en Arkansas, sienten en carne propia las consecuencias: retrasos en programas de ayuda, inestabilidad para familias vulnerables, incertidumbre para quienes dependen de beneficios esenciales como SNAP.
“Todos están siendo tercos”, dijo, señalando a ambos partidos, pero reconociendo también que el presidente no ha hecho lo suficiente para reducir el caos federal.
A pesar de la apertura del gobierno, los analistas coinciden en que el daño político ya está hecho. Los republicanos, tradicionalmente disciplinados y leales, han comenzado a alzar la voz. No se trata solo de un cierre, sino de un cúmulo de decisiones improvisadas, recortes abruptos y tensiones internas que han dejado al partido dividido y al país exhausto.
Una frase de Lucas resume el sentimiento que hoy crece incluso entre quienes votaron por él: “Necesitamos líderes, no matones de patio de recreo.” Una advertencia que, a un año de nuevas batallas políticas, debería poner a temblar a la Casa Blanca.
Fuente: Los Ángeles Times
Kuki, hija de Alexander Delgado, revela que usa bótox como parte de su rutina estética
Hace 21 horas
Tragedia en Perú: 37 muertos y más de 20 heridos tras caer un autobús a un abismo (Video)
Hace 1 día