Durante una audiencia del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes en Washington, tres especialistas en geopolítica y defensa alertaron sobre la creciente actividad de espionaje chino desde instalaciones situadas en Cuba. Esta cooperación entre los gobiernos de Xi Jinping y Miguel Díaz-Canel estaría facilitando una estrategia sistemática de vigilancia contra objetivos estadounidenses, tanto civiles como militares.
Los expertos Leland Lazarus (Instituto Gordon), Ryan Berg (Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, CSIS) y Andrés Martínez Fernández (Centro Allison para la Seguridad Nacional), ofrecieron testimonios que confirmaron la existencia de bases tecnológicas en la isla utilizadas por China para espiar a Estados Unidos.
Ryan Berg fue el primero en tomar la palabra y describió cómo China ha logrado posicionarse a tan solo 90 millas del territorio continental estadounidense. “La República Popular China ha establecido una infraestructura que combina vigilancia digital, inteligencia marítima y espionaje tradicional en Cuba, lo cual representa una amenaza directa para nuestra seguridad nacional”, afirmó.
Berg identificó al menos cuatro instalaciones clave en territorio cubano: Bejucal, Wajay, Calabazar y una nueva locación en El Salao, cerca de Santiago de Cuba. Estas bases servirían, según el experto, para recolectar datos no solo sobre EE.UU., sino también sobre otras naciones del Caribe.
A continuación, Andrés Martínez Fernández detalló los vínculos cada vez más estrechos entre Pekín y La Habana. A su juicio, el régimen cubano se ha convertido en un aliado estratégico en los planes de expansión de China en el hemisferio occidental. “Lo preocupante no es solo la presencia china en Cuba, sino su creciente influencia en toda la región, financiada y respaldada por recursos del Partido Comunista Chino”, dijo Martínez.
El analista también señaló que el gigante asiático ha instalado embajadas y centros operativos en lugares como Antigua y Barbuda o las Bahamas, que podrían estar sirviendo como plataformas para operaciones encubiertas. Además, mencionó que China ha desarrollado infraestructura sensible como estaciones de monitoreo espacial y puertos de uso dual que podrían facilitar movimientos militares encubiertos.
Por su parte, Leland Lazarus subrayó que Cuba se ha convertido en un “punto de avanzada” del modelo autoritario chino, con inversiones en vigilancia digital, aeropuertos y tecnología de escaneo, que permitirían a Pekín acceder a datos estratégicos de forma directa. “La Habana actúa como un laboratorio del autoritarismo tecnológico chino en el continente”, afirmó Lazarus, quien reside en Florida, una zona especialmente vulnerable por su cercanía geográfica.
El investigador del Instituto Gordon explicó que la presencia de empresas chinas en sectores como el transporte, las aduanas y las telecomunicaciones en Cuba ofrece a Pekín un canal privilegiado para recolectar información crítica. También advirtió que esta estrategia no se limita a la isla, sino que es parte de un plan de largo plazo que incluye cumbres multilaterales como la de la CELAC-China, prevista para el 13 de mayo en Beijing.
“El Partido Comunista Chino está construyendo una red de influencia en América Latina basada en la diplomacia paciente, la inversión encubierta y el desarrollo de capacidades tecnológicas con uso dual. La vigilancia desde Cuba es solo una pieza de ese rompecabezas”, dijo Lazarus.
Durante la ronda de preguntas, los tres expertos coincidieron en que la situación requiere una respuesta estratégica por parte de Washington. “No se trata solo de lo que ocurre en Cuba. Estamos ante una ofensiva más amplia, silenciosa y estructurada, que podría comprometer nuestra seguridad regional si no se actúa con decisión”, concluyeron.
(Con información de Infobae)
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