La Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, la más importante y eficiente de Cuba, salió del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) este lunes 5 de mayo para someterse a un “mantenimiento planificado”, en medio de una severa crisis energética. La salida se produce en el peor momento posible: con una infraestructura al borde del colapso, una demanda creciente por las altas temperaturas y una escasa disponibilidad de generación.
La Guiteras es considerada la columna vertebral del sistema termoeléctrico cubano. Su desconexión implica, en la práctica, un debilitamiento crítico del SEN. Según la Unión Eléctrica (UNE), la planta salió de servicio a las 8:15 a.m., y estará en mantenimiento al menos cinco días. Esta interrupción ha generado ya apagones prolongados en varias provincias, afectando a millones de cubanos que ven recrudecer una realidad de por sí ya muy dura.
La UNE estima que en el horario pico de este lunes la demanda alcanzará los 3 400 MW, mientras que la disponibilidad se situará en apenas 1 790 MW, lo que implicaría un déficit de generación de 1 680 MW. Es decir, la mitad del país estará sin electricidad en los momentos de mayor consumo.
Lo que las autoridades califican de “mantenimiento ligero” incluye más de 600 acciones correctivas, principalmente en la caldera, donde se trabajará en el recalentador de alta, responsable de un consumo de agua anómalo, superior a 50 metros cúbicos por hora. También se intervendrán válvulas de turbina, bombas de alimentación y se limpiarán ejes y calentadores de aire. El objetivo declarado es elevar la eficiencia de la planta y devolverla al sistema el próximo sábado.
Sin embargo, esta intervención evidencia algo más profundo: el deterioro extremo del parque termoeléctrico cubano, sostenido artificialmente a base de reparaciones parciales y parches técnicos. Las plantas están exhaustas tras décadas de explotación sin mantenimiento estructural. En enero se anunció que la Guiteras tendría su primer mantenimiento capital en años hacia finales de 2025. Ahora se informa que dicha revisión se pospone para el primer trimestre del próximo año, si se logra el financiamiento y los suministros necesarios.
Mientras tanto, los parques solares del país apenas generaron 938 MWh en el último día, una cifra simbólica ante la magnitud del déficit. La apuesta por las energías renovables sigue sin despegar.
En las casas cubanas, el impacto es directo: noches sin ventilación, sin refrigeración de alimentos, sin acceso a agua bombeada, ni servicios básicos. Hospitales y centros de trabajo enfrentan cortes que ponen en riesgo vidas y frenan la productividad.
La crisis eléctrica cubana ya no es una coyuntura ni un accidente técnico: es una consecuencia predecible de años de negligencia, falta de inversión, corrupción y decisiones políticas erradas. El país vive en apagón permanente, con un sistema eléctrico que se mantiene a duras penas, y una población que sobrevive en la incertidumbre energética más absoluta.
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