A mitad del año 2025, el régimen cubano reconoce que no se cumplirán las metas previstas para el sector turístico, una de las principales fuentes de ingreso de divisas para el país. El ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso, explicó durante el noveno Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba que los resultados del primer trimestre han sido tan deficientes que las expectativas para el resto del año quedan prácticamente anuladas. Entre enero y marzo, Cuba recibió solo 571.772 visitantes internacionales, una caída del 29.7% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Este retroceso tiene raíces profundas. La infraestructura turística cubana no ha logrado recuperarse desde la pandemia de COVID-19, mientras que otros destinos del Caribe como República Dominicana, México o Jamaica han superado ampliamente la crisis. En Cuba, los apagones y la precariedad del transporte afectan directamente la experiencia del visitante. La falta de electricidad no solo incomoda a la población, sino también a los turistas, que se enfrentan a estancias sin aire acondicionado, interrupciones de servicios y una sensación general de abandono. La situación del transporte interno es igualmente crítica, con una red de movilidad deficiente que impide a los visitantes explorar cómodamente el país.
Además de estos obstáculos internos, existe un elemento de tipo geopolítico que también ha dañado la imagen turística de Cuba. Quienes viajan a la Isla y pertenecen al Programa de Exención de Visa de Estados Unidos pierden el derecho automático a usar el sistema ESTA si luego desean ingresar a territorio estadounidense.
Esto obliga a muchos turistas a reconsiderar sus destinos caribeños, optando por lugares que no impliquen futuras complicaciones de visado. Por otro lado, la campaña propagandística del gobierno cubano, centrada en resaltar la belleza natural de sus playas, no ha sido suficiente para revertir la tendencia.
A pesar de que lugares como Varadero o Cayo Santa María figuran entre los destinos mejor valorados del Caribe, los visitantes priorizan cada vez más la calidad del servicio, la estabilidad energética y la facilidad de acceso, aspectos en los que Cuba se ha rezagado notablemente frente a sus competidores. Con este escenario, el gobierno enfrenta el reto de repensar su modelo turístico para hacerlo verdaderamente competitivo.