España se mantiene como el país de la Unión Europea con la tasa más baja de concesión de asilo, a pesar de haber recibido un número récord de solicitudes en 2024. Así lo revela el último informe anual de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), presentado con motivo del Día Mundial del Refugiado, que se conmemora el 20 de junio.
Según los datos, solo el 18,5 % de las solicitudes de protección internacional fueron aprobadas en España, muy por debajo del promedio europeo del 46,6 %. Aunque esta cifra representa una mejora respecto al 12,23 % de 2023, sigue situando a España en el último lugar del bloque comunitario en cuanto a concesión de asilo.
Con 167.366 peticiones en 2024, España ocupa por primera vez el segundo lugar entre los países que más solicitudes recibieron, solo por detrás de Alemania. No obstante, la respuesta institucional sigue siendo limitada.
Venezuela encabeza la lista de países con mayor número de solicitantes, con más de 66.000 casos. Sin embargo, la mayoría de los venezolanos no reciben estatus de refugiado, sino autorizaciones temporales por razones humanitarias que solo permiten residir y trabajar en España durante un año. Le siguen Colombia y Mali. En el caso colombiano, la mayoría de las solicitudes fueron rechazadas, a pesar de la persistente violencia en el país.
El informe también destaca la llegada masiva de personas por vía marítima. En 2024, más de 46.800 personas arribaron a las Islas Canarias, muchas de ellas menores sin acompañamiento familiar. Un fenómeno similar se ha observado en Baleares, donde las llegadas crecieron un 300 %, especialmente desde Somalia.
CEAR denuncia obstáculos como la falta de citas para solicitar asilo y el uso abusivo de visados de tránsito, que impiden presentar solicitudes durante escalas aéreas. Estas prácticas, según la organización, vulneran el derecho a pedir protección internacional.
En la rueda de prensa participó Alma Henríquez, una activista salvadoreña refugiada en España, quien denunció la discriminación y las barreras que enfrentan los solicitantes de asilo, desde el acceso a la vivienda hasta la integración social. “La vida como inmigrante está marcada por el estigma y la desconfianza”, afirmó.
Aunque CEAR reconoce algunos avances, como el incremento de resoluciones, también advierte que muchos expedientes se resuelven con figuras legales menos garantistas. Además, subraya que el modelo español, que prioriza otras vías como el arraigo, reduce las opciones de obtener protección formal.
(Con información de EFE)