En una jornada que quedará marcada como un hito de la escalada entre Israel e Irán, las Fuerzas Armadas israelíes bombardearon la sede de la televisión pública iraní mientras esta se encontraba emitiendo en directo desde Teherán. Las imágenes del ataque, transmitidas al mundo en tiempo real, captaron la conmoción de periodistas y trabajadores, sorprendidos por la explosión en plena transmisión.
Minutos antes del bombardeo, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, había anunciado: “el altavoz de propaganda y sedicioso de Irán está a punto de desaparecer”, dejando claro que se refería al canal estatal.
Este ataque representa una ofensiva sin precedentes, no sólo por el blanco simbólico —un medio de comunicación— sino también por la forma en que se ejecutó, con un mensaje directo tanto para el régimen iraní como para la opinión pública global.
Según fuentes militares de Israel, se inició un plan de ataques sostenidos contra infraestructuras críticas iraníes, con énfasis en objetivos militares pero no exclusivamente. Desde el pasado jueves, los bombardeos han dejado al menos 224 muertos y más de un millar de heridos, lo que alimenta la alarma internacional sobre el rumbo del conflicto.
"La televisión pública no es sólo un canal, sino una herramienta estratégica de influencia y resistencia simbólica en Irán. Al destruirla en directo, Israel ha querido romper también un pilar psicológico del régimen", señalan analistas.
La acción, además, estuvo acompañada de una advertencia previa a los ciudadanos iraníes que viven cerca del Distrito 3 de Teherán. En un mensaje en árabe difundido por el portavoz militar Avichay Adraee, se pidió evacuar la zona “de forma inmediata”, subrayando que se llevarían a cabo operaciones en las próximas horas.
La reacción iraní no se ha hecho esperar. Aunque aún no se ha producido una respuesta militar directa, el Líder Supremo Alí Jamenei, había instado recientemente a la “guerra total” para destruir lo que calificó de “régimen sionista”.
Las tensiones, que ya venían escalando tras anteriores enfrentamientos, podrían ahora entrar en una fase aún más peligrosa. Este ataque mediático-militar no solo marca una nueva fase en la guerra entre dos potencias regionales, sino que también redefine el papel de la comunicación en el teatro de guerra contemporáneo.
Fuente: Europa Press
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