Un ciudadano cubano con un historial delictivo considerable fue arrestado recientemente en El Paso, Texas, y se encuentra actualmente en espera de ser deportado. Su captura se produjo en el marco de operativos intensificados por la administración del presidente Donald Trump, que busca frenar la inmigración ilegal en el país.
Según un comunicado emitido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el hombre, de 56 años, tiene antecedentes que incluyen agresión sexual, agresión con daño corporal, evasión de arresto y conducción en estado de ebriedad. La identidad del detenido no ha sido revelada por las autoridades.
El arresto fue llevado a cabo por oficiales de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) en colaboración con la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (USBP), el FBI, la ATF, la DEA y la Oficina del Sheriff del Condado de El Paso. Estas acciones forman parte de una serie de operativos que comenzaron la semana del 20 de enero, coincidiendo con el inicio del segundo mandato presidencial de Trump.
El Departamento de Investigaciones de Seguridad Nacional destacó que estas medidas son esenciales para "mantener la seguridad de la comunidad y proteger a los ciudadanos de delincuentes peligrosos". Jason T. Stevens, agente especial a cargo de HSI en El Paso, señaló que “la colaboración con agencias de la ley a nivel federal, estatal y local es crucial para desmantelar redes criminales y salvaguardar el bienestar de la población”.
En las últimas semanas, varios migrantes cubanos han sido arrestados durante estas redadas, enfrentando procesos de deportación como resultado de la nueva política migratoria implementada por la administración Trump. Esta estrategia se centra en reforzar las fronteras y reducir significativamente la presencia de inmigrantes indocumentados en el país.
Los centros de detención del ICE han superado su capacidad oficial de 38,521 camas, alcanzando un 109% de ocupación, con más de 42,000 migrantes actualmente bajo custodia. Esta situación ha llevado a la aceleración de los vuelos de deportación hacia los países de origen de los detenidos y hacia la Base Naval de Guantánamo, en Cuba, que ha sido habilitada para recibir hasta 30,000 migrantes.
Durante la última semana, la base recibió a criminales de alto riesgo, incluyendo miembros de la peligrosa pandilla venezolana Tren de Aragua, responsables de homicidios, asaltos, tráfico de drogas y armas. Además, el Secretario de Estado Marco Rubio, en su reciente gira por Centroamérica, logró acuerdos con El Salvador y Guatemala para alojar temporalmente a inmigrantes indocumentados hasta que puedan ser deportados a sus países de origen.
Esta política migratoria ha generado un intenso debate en el país. Organizaciones de derechos humanos han criticado las medidas, argumentando que criminalizan a los inmigrantes y generan un clima de miedo e incertidumbre en las comunidades migrantes. Sin embargo, la Casa Blanca defiende la estrategia como la única vía efectiva para garantizar la seguridad nacional y frenar la inmigración ilegal.
Según datos de ICE citados por Fox News, actualmente hay más de 1.4 millones de ciudadanos extranjeros con órdenes finales de deportación en Estados Unidos, y más de 7 millones de inmigrantes figuran en el registro de "no detenidos".
La situación del cubano arrestado en El Paso es solo un ejemplo de las consecuencias de la política migratoria actual, que sigue afectando a miles de inmigrantes en todo el país.
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