Una mañana de llanto inconsolable vivió este lunes el pequeño poblado de Vicente, ubicado a tan solo ocho kilómetros de la ciudad de Ciego de Ávila, tras confirmarse que todas las víctimas fatales del accidente ocurrido el domingo en el municipio Majagua eran originarias de esa comunidad.
La noticia ha golpeado con fuerza a un pueblo conocido por su humildad, su solidaridad y su sencillez. Cuatro jóvenes —dos niños, una niña y un joven adulto— perdieron la vida en el siniestro vial, dejando tras de sí un vacío difícil de describir.
“Gente tan humilde, tan sencilla, tan compartidora de lo poquito que tiene, despidiendo a dos niños, una niña y un joven en medio de un dolor que no tiene nombre”, escribió el comunicador y escritor avileño Guillermo Rodríguez Sánchez, quien ha estado acompañando a los vecinos de Vicente en este momento de duelo.
Durante la mañana fue sepultado Maikol Dayán, de solo 13 años. Horas después, la tristeza volvió a manifestarse en una caravana fúnebre que acompañó los cuerpos de Dairon (16 años), Lian (14 años) y Yordanis (23 años) hacia su última morada.
En el sepelio, madres, padres, abuelos, amiguitos del barrio, vecinos y vecinas se unieron en un mismo abrazo de luto y consuelo. La imagen de un pueblo entero vestido de dolor, despidiendo a sus hijos, ha conmovido incluso a quienes no los conocían.
“Los familiares están destrozados. Cuando seres humanos mueren tan jóvenes, la angustia siempre es más acentuada, por aquello de que apenas pudieron vivir”, expresó Rodríguez Sánchez en redes sociales.
El accidente de Majagua ha sido uno de los más trágicos en lo que va de año en la provincia de Ciego de Ávila, y ha encendido nuevamente las alarmas sobre la seguridad vial.
Hoy Vicente no trabaja, no canta, no ríe. Hoy Vicente llora a sus hijos.
(Con crédito a Guillermo Rodríguez Sánchez)