Científicos de todo el mundo trabajan a contrarreloj para precisar la trayectoria del asteroide 2024 YR4, que podría impactar la Tierra el 22 de diciembre de 2032 con una probabilidad del 2%. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo alta, y las observaciones realizadas hasta mayo serán clave para descartar cualquier peligro.
Descubierto en diciembre de 2024, este asteroide de entre 40 y 90 metros de diámetro sigue una órbita que lo aleja de la Tierra, dificultando su observación. Actualmente, solo telescopios de gran tamaño pueden detectarlo, y en mayo será visible únicamente con el Telescopio Espacial James Webb. Si para entonces no se descarta un impacto, habrá que esperar hasta 2028 para nuevas observaciones.
La trayectoria del 2024 YR4 es afectada por la gravedad de los planetas, lo que complica su predicción exacta. Aunque la probabilidad de impacto podría aumentar en las próximas semanas, los expertos creen que es más probable que se reduzca a cero, como ocurrió con el asteroide Apofis.
Si el impacto se confirmara, la zona de posible colisión abarca desde el Pacífico hasta el sur de Asia, pasando por América y África. Dependiendo de su tamaño y composición, el asteroide podría desintegrarse en la atmósfera o causar un cráter con efectos devastadores en un radio de varios kilómetros.
Ante la incertidumbre, la ONU ha activado sus órganos de defensa planetaria, analizando posibles respuestas. Entre las opciones está el envío de una sonda de impacto, similar a la misión DART, que en 2022 logró desviar un asteroide.
El destino del 2024 YR4 sigue siendo incierto, pero la comunidad científica se mantiene vigilante. En los próximos meses, los datos recabados serán cruciales para determinar si representa una amenaza real para la Tierra.
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