El padre camagüeyano Alberto Reyes Pías es un fiel cubano que denuncia día a día a la dictadura cubana. Su enérgica voz sacude las simientes de un pueblo que ya no puede más y siempre encuentra razón para reclamar justicia. Esta vez el sacerdote expone:
"En la novela histórica “China”, de Edward Rutherfurd uno de los personajes ve un antiguo edificio construido por los misioneros cristianos.
"Estos habían llegado a la corte imperial intentado ganarse el favor del emperador, de modo que se abrieran las puertas a la evangelización cristiana. No lo lograron, y nuestro personaje pregunta a su acompañante cómo hicieron para “deshacerse” de ellos.
"La respuesta fue inesperada:
" Les dimos esperanza.
- "¿Y después?
- "Seguimos dándoles esperanza.
"Una esperanza que nunca se concretaba y que, sin embargo, hacía que los esperanzados no intentaran nada más y que, a su vez, ofrecieran lo mejor de sí mismos para garantizar esa promesa futura.
"Leyendo esta anécdota, mis neuronas se conectaron inmediatamente con lo que hemos vivido y seguimos viviendo como pueblo. ¿Qué ha sido Cuba desde los tiempos de la Sierra Maestra? Promesas, promesas, promesas: tendremos una vida mejor, seremos el faro y guía de América, lograremos colocarnos entre las primeras economías mundiales, seremos una potencia médica, el pueblo más culto y mejor preparado del mundo… promesas, promesas, promesas…
"¿Qué sucede cada vez que este pueblo se levanta a protestar y se encara con los funcionarios públicos? Aparecen los ´encantadores de serpiente´, que con voz suave y modales comedidos intentan ´hacer entender´ a la población airada, y como no tienen soluciones, prometen: que todo se resolverá, que pueden volver con seguridad a sus casas, que la Revolución atenderá sus demandas… promesas, promesas, promesas…
"¿Qué nos han dicho y nos vuelven a decir cuando nos hartamos de tanto corte de luz, de tanta vida en oscuridad, de tanto calor insoportable? Que pronto se resolverá, que el petróleo está llegando, que se repararán las termoeléctricas, que sólo tenemos que tener paciencia porque lograremos solucionarlo: promesas, promesas, promesas…
"Y mientras ellos prometen - y llevan prometiendo más de 65 años- la vida pasa, la miseria nos consume, la gente se muere, y se pasa la espera a la próxima generación.
"¿Qué hicieron los misioneros en China cuando entendieron que no podían esperar nada del emperador? Se fueron a los pueblos, a las casas, a la gente, a hablarles de Cristo, uno a uno, familia por familia… y le fe empezó su camino en toda China.
"Es cierto que no tenemos fórmulas claras de cómo romper los barrotes de esta cárcel caribeña, pero algo sí tenemos que tener claro: no esperemos nada de aquellos que nunca han hecho nada para cambiar para bien la vida de este pueblo, porque el tiempo ha demostrado que son expertos en dar esperanza y, cuando se nos acaba la esperanza, ellos vienen y nos dan más esperanza, sólo eso, nada más.
"¿Hizo algo el emperador contra los misioneros y los cristianos? Sí, los persiguió, los encarceló y los asesinó con torturas terribles. Pero la fe cristiana sigue viva hoy en China.
"¿Hará algo este gobierno contra el pueblo cuando este pueblo les demuestre que ya no cree en sus promesas y que quiere hacer algo por buscar su propia libertad? Ya lo hace, ya lo ha hecho, ya reprime, ya encarcela, ya exilia.
"Pero sólo tenemos dos caminos: o seguimos esperando una promesa que nunca llegará o
empezamos a hacer lo que podemos, asumiendo los precios de la libertad"