Una publicación de la locutora Laritza Camacho en su perfil de Facebook volvió a encender este viernes el debate sobre una de las promesas más simbólicas —y menos cumplidas— del gobierno cubano: la construcción de 50,000 viviendas anuales en todo el país, a razón de al menos una diaria por municipio.
Camacho recordó que esa meta fue anunciada en 2018 por el presidente Miguel Díaz-Canel, “con el mismo bloqueo” que hoy el Gobierno esgrime como justificación para sus fracasos económicos. En su mensaje, la comunicadora cuestionó si en aquel momento existían las condiciones reales para sostener un compromiso de semejante magnitud.
“¿De dónde sacaron la posibilidad de construir aquellas viviendas? ¿Estaban las condiciones creadas? ¿Se planificó bien el presupuesto? ¿Se contaba para ello con el fin del bloqueo? ¿Estaban jugando con nosotros, ganando tiempo o simplemente mintiendo por el puro placer de mentir?”, escribió.
Camacho añadió otras interrogantes que resonaron entre los usuarios: “¿Han hecho así todos los planes? ¿Ponen así todos los precios? ¿Quieren que así sigamos creyendo?”. Su publicación generó decenas de comentarios, muchos de ellos reflejando frustración, desconfianza y cansancio social ante las promesas oficiales incumplidas.
Varios internautas recordaron que, seis años después, la crisis habitacional es más profunda. Miles de familias continúan en albergues o viviendas en ruinas, mientras las soluciones propuestas —como las casas construidas con contenedores marítimos— son percibidas como paliativos indignos.
“Yo siempre he pensado que no es lógico construir tantos hoteles de lujo mientras el tema de la vivienda es cada día más caótico”, comentó Martha Mejías, cuestionando la prioridad gubernamental por el turismo en detrimento de las necesidades básicas de la población.
Mery Muller, de 68 años, opinó que el problema es de falta de planificación estructural:
“Si desde los inicios se hubieran reunido para planificar con sentido, no hubiera quedado tan bien el exterminio de todo”, afirmó.
El tono general de las reacciones fue de incredulidad total.
“Nadie te responderá porque no hay un solo argumento que responda eso”, dijo Nelson Soto, mientras Herminia Delgado se preguntó: “Se legisla tanto, se planifica tanto, pero los resultados ¿dónde están?”.
Otros fueron más severos: “Mienten sabiendo que sus mentiras no tienen consecuencias. Saben que su permanencia en el poder no depende del pueblo”, escribió Ariel Pruna.
En tanto, Denia Riera resumió el sentimiento colectivo con una frase que acumuló decenas de reacciones: “Nunca entenderé de qué está hecha el alma de esas personas que no se cansan de mentirnos y humillarnos”.
La publicación también reavivó la comparación entre la rapidez con que se construyen hoteles y la lentitud o ausencia de obras habitacionales.
“La relación entre habitaciones de hoteles y viviendas construidas debe arrojar datos muy interesantes”, ironizó Staly Pérez.
Camacho lanzó otra pregunta que muchos compartieron: “¿Cuántas viviendas se pueden construir en Oriente con los 70 millones de dólares que van a donar a los damnificados?”, aludiendo a los fondos destinados a paliar los daños del huracán Melissa.
“No subestimen al pueblo y expliquen eso, que nos interesa mucho. Si podemos entender las tablitas de la UNE, algo parecido del Ministerio de la Construcción resultará una bagatela para nosotros”, añadió la locutora, reclamando transparencia.
El hilo de comentarios se convirtió en una catarsis colectiva donde la crítica a una promesa incumplida dio paso a un reclamo más profundo: transparencia, responsabilidad y respeto hacia los ciudadanos.
Según cifras oficiales, al menos 45,282 viviendas fueron afectadas por el huracán Melissa, la mayoría con daños en los techos. El déficit habitacional nacional supera las 800,000 viviendas, de las cuales 398,364 requieren rehabilitación y 407,219 deben construirse desde cero.
Para 2025, el plan estatal contempla la terminación de 10,795 viviendas, pero hasta julio solo se habían construido 2,382, lo que representa un 22 % de cumplimiento y menos del 0,3 % del déficit nacional.
Solo en la provincia de Granma, más de 110,000 viviendas están en mal o regular estado, y unas 30,000 tienen pisos de tierra, según reconoció el primer ministro Manuel Marrero en septiembre.
Por su parte, el economista Pedro Monreal ha señalado que la inversión en hoteles, servicios empresariales e inmobiliarios representó la mitad del gasto total en La Habana durante 2023, una cifra diez veces superior a la dedicada a energía, gas y agua, y setenta veces mayor que la asignada a servicios comunales.
Mientras el Gobierno presenta las “viviendas de contenedores” como una “alternativa ágil y confortable”, la publicación de Laritza Camacho evidencia que el descontento ciudadano crece frente a lo que muchos perciben como una política desconectada de las urgencias reales del país.