El presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos no enviará delegación oficial a la cumbre del G20 en Sudáfrica, en protesta por lo que calificó como el “trato injusto y violento” hacia los agricultores blancos del país africano. La decisión, que marca una fuerte ruptura diplomática, fue confirmada luego de que el propio Trump declarara en su red social que “es una total desgracia que el G20 se celebre en Sudáfrica”.
El mandatario explicó que su gobierno no puede “permanecer en silencio” ante lo que describió como “abusos sistemáticos y confiscaciones ilegales de tierras” contra los afrikáneres, descendientes de los colonos holandeses.
Trump ya había anunciado que no asistiría personalmente al encuentro y que el vicepresidente JD Vance representaría a Estados Unidos, pero fuentes cercanas confirmaron que Vance también canceló su viaje.
La postura de la Casa Blanca ha generado tensión con Pretoria. El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa respondió afirmando que las acusaciones de Trump son “completamente falsas y carentes de fundamento”, y recordó que, pese a los desafíos sociales, los ciudadanos blancos continúan siendo el grupo con mayor nivel de vida en el país, tres décadas después del fin del apartheid.
El gobierno estadounidense, sin embargo, ha mantenido una línea crítica hacia Sudáfrica. Durante un reciente discurso en Miami, Trump incluso sugirió que Sudáfrica debería ser expulsada del G20, argumentando que no representa los valores democráticos ni el respeto a los derechos humanos que exige el grupo de las principales economías del mundo.
Analistas políticos ven en esta decisión un movimiento con tintes electorales, orientado a reforzar la narrativa de Trump sobre la defensa de los “pueblos perseguidos” y el endurecimiento de su política exterior. A comienzos de año, Washington ya había limitado a 7.500 el número de refugiados admitidos anualmente, priorizando la entrada de sudafricanos blancos, a quienes considera víctimas de violencia rural.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela el nuevo episodio de fricción entre Washington y Pretoria. La cumbre del G20, prevista para diciembre en Johannesburgo, podría desarrollarse sin una de las voces más influyentes del planeta, en medio de un ambiente de creciente tensión global y de incertidumbre sobre el papel de Estados Unidos en los foros multilaterales.