En San Vicente, municipio de Jamaica, en la provincia de Guantánamo, la vida se ha convertido en una lucha diaria por sobrevivir. Tras el paso del huracán Melissa, han pasado más de quince días sin agua, sin electricidad y sin alimentos.
Los vecinos, abandonados a su suerte, se ven obligados a sacar agua de una zanja conocida como “La Canal”, un lodazal que se ha vuelto la única fuente para cocinar, bañarse y limpiar los restos del desastre. El olor a miseria y resignación flota en el aire, mientras las autoridades del régimen continúan ausentes, sin una sola visita, sin un gesto de ayuda.
Las imágenes que circulan en redes, compartidas por la página La Tijera, muestran un panorama desolador: niños cargando cubos de agua turbia, ancianos con el rostro cansado y viviendas reducidas a escombros. En los comentarios, la indignación y el dolor se mezclan con la impotencia.
“Deberían de llevar las donaciones directamente al pueblo y no al gobierno”, exige Edyliana Finalet, mientras otros como Marina Bermúdez claman por ayuda humanitaria urgente. La desesperanza se ha extendido como una mancha de aceite. “Así está Cuba y los cubanos. Tratando de sobrevivir”, lamenta María Dolores Sierra.
Pero no faltan las voces que defienden lo indefendible, repitiendo el discurso oficial. “El país completo ayudando y buscando soluciones”, escribe un usuario, mientras el resto le responde con furia. “¿Dónde están esas soluciones?”, replica Yesika Molina, quien denuncia que el abandono no solo afecta a San Vicente, sino también a "Argeo Martínez" y otras comunidades de Jamaica.
La impotencia se transforma en rabia contenida. “Yo les deseo a todos los mal nacidos que dirigen este país que sus vidas sean tan miserables como lo que le hacen pasar al pueblo”, añade, en un grito que refleja el sentir de miles.
En medio del silencio del poder, Guantánamo se hunde un poco más en la miseria. “En ese pueblo hay muchas personas inválidas y a ningún dirigente se le ve el pelo”, escribe Mailies Massó. Los testimonios se repiten, las lágrimas se repiten, el abandono se repite.
Y mientras los cubanos del oriente buscan agua en una zanja, el gobierno sigue exhibiendo discursos vacíos y promesas que nunca llegan. Porque en Cuba, sobrevivir se ha convertido en el único verbo posible.
Nuevos detalles del caso Alejandro Gil: juicio inminente y varios altos cargos implicados
Hace 1 día