Una información proveniente e Cuba, difundida por LaTijera da cuenta de la creación y graduación de un contingente de Inspectores Cibernéticos (Ciberclarias) por parte del Centro de Información y Comunicación Social del Castrismo. A raíz de ahí, surgieron nombres, personas, artífices de la macabra Ley de Comunicación Social, que no es otra cosa que una Ley Censura, una mordaza a la libertad de expresión del pueblo cubano.
Investigando en las páginas de dicho centro aparece un personaje, Jorge Legañoa Alonso, vicepresidente de la entidad. Este sujeto aboga públicamente por un periodismo abierto y sin censura, mientras imparte conferencias en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) sobre cómo espiar las redes sociales de los cubanos y cómo enfrentar a aquéllos que denuncian las violaciones a los derechos humanos y los crímenes del castrismo, tanto dentro como fuera de la Isla.
Legañoa se ha convertido en una suerte de Comisario Político del Periodismo en Cuba, otro cómplice más de la mentira, el engaño y la desinformación. Bajo su liderazgo, el Centro de Información y Comunicación Social ha desarrollado estrategias para controlar y silenciar las voces disidentes en las redes sociales, utilizando técnicas de espionaje y represión cibernética. Estas acciones están en línea con la Ley de Comunicación Social, que busca consolidar el control del gobierno sobre los medios de comunicación y limitar severamente la libertad de expresión en el país.
El contingente de Inspectores Cibernéticos (Ciberclarias) es parte de esta maquinaria de censura y represión. Estos inspectores son entrenados para monitorear y censurar las actividades en línea de los ciudadanos, identificando y neutralizando a aquellos que critican al gobierno. La creación de este contingente representa un paso más en la intensificación de la vigilancia estatal sobre la población cubana, utilizando la tecnología para suprimir cualquier forma de disidencia.
La hipocresía de Jorge Legañoa Alonso y otros como él, que predican la libertad de prensa mientras practican la censura y la represión, es una manifestación clara de la doble moral del régimen castrista. Su trabajo no es informar, sino desinformar y mantener el control totalitario sobre la sociedad cubana. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos deben mantenerse vigilantes y denunciar estas prácticas para apoyar al pueblo cubano en su lucha por la libertad y la justicia.
¡Que la verdad prevalezca y que los verdugos del pueblo cubano paguen por sus crímenes!
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