El Gobierno español ha reconocido que la deuda de cerca de 2.000 millones de euros que Cuba mantiene con España presenta un panorama complicado, debido a la incapacidad del país caribeño para saldar sus obligaciones financieras. Así lo señaló el secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Gonzalo García Andrés, durante su reciente comparecencia en el Congreso.
La deuda cubana con España tiene sus raíces en los préstamos otorgados a través del antiguo Fondo de Ayuda al Desarrollo en las décadas de 1980 y 1990. Según García Andrés, la situación se ha agravado en los últimos años debido a la incapacidad de pago por parte de Cuba.
“Cuba no puede pagar esta deuda. Es un problema de difícil solución, dada la situación económica actual del país”, afirmó el funcionario.
En los últimos años, ambos países han firmado diversos acuerdos para intentar resolver el problema. Entre ellos destacan dos acuerdos clave:
2015 y 2016: Se realizaron reestructuraciones que incluyeron la extensión de los plazos y una reducción parcial del monto adeudado.
2021: Se acordó una nueva reestructuración, aunque en esta ocasión no se aplicó ninguna quita.
A pesar de estos esfuerzos, la deuda sigue siendo un problema persistente, agravado por la compleja situación económica que enfrenta Cuba, marcada por una severa crisis de liquidez, falta de acceso a divisas y limitaciones en el comercio exterior.
La deuda no solo representa un desafío financiero, sino que también afecta las relaciones entre ambos países. España, uno de los principales socios comerciales de Cuba dentro de la Unión Europea, se enfrenta a la difícil tarea de gestionar este impago sin deteriorar los lazos diplomáticos ni perjudicar los intereses de empresas españolas que operan en la isla.
Aunque el Gobierno español continúa explorando opciones para abordar la deuda, García Andrés destacó que no habrá una solución definitiva mientras Cuba no logre mejorar su situación económica.
La incapacidad de pago de Cuba pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el país para cumplir con sus compromisos internacionales, al tiempo que expone las limitaciones de los esfuerzos de reestructuración. Por ahora, la deuda seguirá siendo un tema pendiente en la agenda de las relaciones hispano-cubanas.
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