Han pasado 24 horas de la "decadente efemérides del 26 de julio" y los pobladores avileños y muchísimo cubanos, dentro y fuera de la Isla, aún comentan la visita del presidente Miguel Díaz-Canel y el primer ministro Manuel Marrero a un mercado agropecuario en dicha provincia.
Una oleada de críticas y escepticismo han despertado las imágenes del recorrido, difundidas por la prensa oficial, donde se mostraron un mercado limpio, abastecido y con precios bajos que contrastan fuertemente con la escasez y la inflación que enfrenta a diario la población.
El recorrido, parte de las actividades conmemorativas por el Día de la Rebeldía Nacional, incluyó también encuentros con dirigentes locales, visitas a obras sociales y entrevistas con productores agrícolas. Sin embargo, fue el mercado lo que captó la mayor atención en redes sociales, donde numerosos usuarios denunciaron que la puesta en escena fue preparada exclusivamente para la visita presidencial.
Tarimas repletas de boniato, plátano, malanga, frutas y vegetales, acompañadas de una pizarra de precios sorprendentemente bajos, fueron presentadas como muestra del “avance” en la comercialización agropecuaria.
En redes sociales, esta imagen fue inmediatamente cuestionada. Varios usuarios afirmaron que dichos precios no existen en los mercados habituales, y que el abastecimiento mostrado desapareció tan pronto como concluyó el acto político.
"Eso fue puro teatro", "Avisan que va a haber visita y mágicamente aparece de todo. Después se van y todo vuelve a la realidad: vacío y caro", "¡Qué linda se ve la mentira disfrazada de verdad, qué país tan próspero es Cuba! No entiendo cómo se ha ido tanta gente si todo está tan bien" son algunos de los comentarios.
La pizarra con los precios se volvió viral, convirtiéndose en símbolo del desencanto. Algunos residentes aseguraron que quienes se mostraban como vendedores eran en realidad trabajadores estatales movilizados para el evento. También se reportó el traslado de personas desde otras zonas para simular ambiente popular en el mercado.
La visita de Díaz-Canel y Marrero se realizó en un contexto de crisis económica profunda, con caída de la producción nacional, apagones constantes y una migración creciente. En este escenario, los montajes temporales durante actos políticos y visitas oficiales son percibidos como intentos de ocultar la magnitud del deterioro.
El 26 de Julio concluyó con discursos sobre resistencia y soberanía, pero para muchos ciudadanos lo más recordado fue esa imagen fugaz de un mercado lleno y precios asequibles, que desaparecieron tan pronto como las cámaras se apagaron.
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