Dahud Hanid Ortiz, un exmarine estadounidense condenado por el asesinato de tres personas en Madrid en 2016, fue puesto en libertad tras ser repatriado a Estados Unidos desde Venezuela como parte de un acuerdo diplomático. Su inclusión en el grupo de prisioneros liberados ha generado una ola de críticas y cuestionamientos sobre los criterios y consecuencias del canje.
Ortiz, de 54 años, había sido sentenciado en Venezuela por el brutal asesinato de dos empleadas de un despacho jurídico y un cliente que se encontraba en el lugar por casualidad. El crimen ocurrió en el barrio madrileño de Usera y fue motivado por celos y despecho, ya que el exmilitar buscaba a la nueva pareja de su exesposa. Tras asesinar a las tres personas, prendió fuego a la oficina y escapó del país antes de que se emitiera una orden de arresto internacional.
Después de años prófugo, Ortiz fue detenido en Venezuela en 2018. España solicitó su extradición, pero las autoridades venezolanas denegaron la petición. En enero de 2024, fue acusado formalmente de homicidio calificado en ese país, donde cumplía condena hasta que fue incluido sorpresivamente en un intercambio de prisioneros facilitado por Estados Unidos.
La semana pasada, Ortiz aterrizó en Texas como parte de un vuelo organizado por la Administración del presidente Donald Trump, acompañado de otros nueve estadounidenses repatriados desde Venezuela. Muchos de ellos fueron presentados por el Departamento de Estado como “presos políticos”, pero en el caso de Ortiz, las autoridades venezolanas aseguran que advirtieron a sus pares estadounidenses que se trataba de un criminal condenado por asesinato.
El hecho de que haya sido puesto en libertad tras su llegada a EE. UU. ha desatado controversia. Según reveló The Washington Post, las autoridades estadounidenses no hicieron un seguimiento adecuado a su caso y, al día de hoy, se desconoce su paradero exacto. Una fuente citada por el medio indicó que “nadie le estaba siguiendo la pista”, lo que ha generado críticas por la falta de coordinación entre agencias.
El Departamento de Estado no ha confirmado oficialmente la situación de Ortiz, alegando “motivos de privacidad” y evitando entrar en detalles sobre casos específicos. Mientras tanto, el Departamento de Justicia remitió cualquier consulta al de Estado, sin aclarar si Ortiz enfrentará nuevos cargos o si su libertad es definitiva.
Desde España, la noticia ha causado indignación, especialmente entre los allegados de las víctimas. Víctor Salas, abogado y expareja de la esposa de Ortiz —y quien era el presunto blanco del ataque—, expresó su alarma al conocer que el homicida está en libertad: “Estamos hablando de un individuo extremadamente peligroso que no ha mostrado arrepentimiento. Esto es una falla enorme del sistema”.
Ortiz había servido durante 17 años en el Cuerpo de Marines de EE. UU. y fue condecorado por su servicio en Irak. Sin embargo, fue expulsado en 2015 tras ser hallado culpable por un tribunal militar de fraude y robo, al presentar documentación falsa para recibir subsidios de vivienda.
El crimen de Madrid ocurrió apenas un año después de su salida de los marines. El 22 de junio de 2016, Ortiz llegó al despacho de Salas armado con un cuchillo. Al no encontrarlo, asesinó a Elisa Consuegra (31 años), Maritza Osorio (51), ambas de nacionalidad cubana y al taxista Pepe Castillo (42), a quien aparentemente confundió con su objetivo. Luego incendió la oficina para borrar evidencias y huyó de España hacia Alemania, y más tarde a Venezuela, donde permaneció hasta su detención.
Diosdado Cabello, alto dirigente del gobierno venezolano, aseguró en su programa televisivo que las autoridades estadounidenses fueron notificadas de la identidad de Ortiz antes de su repatriación: “Les dijimos claramente que se llevaban a un asesino convicto”, afirmó.
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