La ciudad cubana de Matanzas vive una de sus etapas más duras y agobiantes, marcada por la combinación de apagones interminables, escasez extrema de agua potable y temperaturas abrasadoras.
Mientras el parte oficial de la Empresa Eléctrica local señala "afectaciones de 20 a 22 horas promedio", la población denuncia apagones de hasta 72 horas contínuas con apenas breves interrupciones de electricidad que en ocasiones no superan los cinco minutos.
Según testimonios recogidos en redes sociales por ciudadanas como Natasha Vázquez y Zea Gisselle, la desesperación se apodera de miles de hogares.
Los circuitos "no apagables" en la ciudad también están siendo desconectados cuando el déficit energético supera los 145 MW. Esto ha provocado que incluso zonas privilegiadas enfrenten cortes de 4 horas, mientras los municipios como Jovellanos, Unión de Reyes y Cárdenas sufren lo indecible.
“Esto no es vida, esto es agonía. En Matanzas ya no se sobrevive, se resiste por inercia”, escribe Natasha, describiendo el panorama: calles oscuras, mosquitos, temperaturas que superan los 41°C de sensación térmica y barrios enteros incomunicados por la falta de cobertura móvil durante los cortes eléctricos".
Pero la tragedia no se detiene con la electricidad. Desde hace meses, muchas zonas de la provincia tampoco reciben agua potable. Los vecinos deben cargar cubos, tanques y pailas desde puntos lejanos, subiendo colinas en una ciudad geográficamente adversa.
Para cocinar, muchos ni siquiera tienen acceso a gas licuado desde hace seis meses. La falta de agua, gas y electricidad convierte cada día en una batalla desgastante.
La desesperanza crece también por la falta de canales de denuncia. El Canal de Telegram de la UNE en Matanzas mantiene silenciados a los usuarios, impidiendo comentarios y dejando como única opción marcar con un "like" o "dislike". Los apagones se comunican de boca en boca, porque sin conexión, ni siquiera hay forma de informarse.
“¿Cómo conservan los alimentos, cómo lavan, cómo cocinan, cómo viven?”, se pregunta Natasha. Las respuestas, dice, son siempre las mismas: resignación, apatía, y un profundo sentimiento de abandono. Y todo eso sucede mientras el gobierno guarda silencio. Porque en Matanzas, “ni luz, ni agua, ni voz”.
(Fuentes: Canal Telegram Empresa Eléctrica de Matanzas, publicaciones en Facebook de activistas locales)
Creciente pobreza y exclusión en La Habana reflejan el deterioro del modelo social cubano
Hace 1 día
Yordenis Ugás celebra el cumpleaños de su novia Olivia RS con romántico mensaje en redes
Hace 2 días