Un nuevo acto de vandalismo sacudió al transporte público en La Habana, cuando un microbús de la ruta 48 fue apedreado en las inmediaciones del Hospital Frank País, en el municipio de La Lisa, tras un altercado vial con una conductora de ciclomotor.
El incidente ocurrió cuando el microbús Fotón, con matrícula B 259845, se dirigía a su terminal ubicada en el hospital. Según el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, el vehículo realizó una maniobra para incorporarse a la senda derecha, la cual fue interpretada por la conductora del ciclomotor como una "invasión de senda". A pesar de que no hubo colisión y el chofer del microbús se disculpó, la situación no terminó allí.
Minutos más tarde, cuando el vehículo ya se encontraba recogiendo pasajeros frente al hospital, la conductora regresó visiblemente alterada y lanzó una piedra que rompió el parabrisas trasero del microbús. Posteriormente intentó darse a la fuga, pero fue detenida por dos oficiales del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) y trasladada a la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de La Lisa.
Aunque no hubo lesionados, el hecho ha generado gran preocupación tanto por el nivel de violencia como por el impacto en un bien público esencial. "Se puso en peligro la vida de los pasajeros", declaró el ministro Rodríguez Dávila, quien recordó que este microbús forma parte de un lote de 50 nuevas unidades recientemente integradas al sistema de transporte urbano de la capital cubana. “Son vehículos que tanto nos ha costado adquirir en las difíciles condiciones en que vivimos”, subrayó, calificando el hecho como digno del “mayor repudio”.
Por su parte, Jaime Morera Estévez, director de Taxis Cuba, también lamentó lo ocurrido y advirtió sobre el efecto que este tipo de actos tiene en la sociedad: “Una pedrada rompe más que un parabrisas. Rompe también la tranquilidad y la esperanza de los usuarios”.
Este ataque no es un hecho aislado. En los últimos meses se han reportado múltiples actos de vandalismo contra guaguas en La Habana. Entre marzo y abril de 2025, al menos cuatro vehículos de transporte público fueron atacados con piedras. Unidades de las rutas P11, P23 y P7 sufrieron roturas de ventanillas tras recibir impactos durante sus recorridos. En uno de los casos, ocurrido en Santos Suárez, la agresión obligó a suspender el servicio. Otro incidente, en Guanabo, dejó daños en una ventanilla lateral de un ómnibus de la ruta P11.
La reiteración de estos ataques agrava la ya precaria situación del transporte público en la capital cubana, afectada por la escasez de vehículos, repuestos y combustible. Cada unidad dañada representa más tiempo de espera, menos movilidad para miles de ciudadanos y mayor tensión en una ciudad donde moverse es cada vez más difícil.
Las autoridades han instado a la población a no relativizar estos hechos, a denunciar los actos de violencia y a promover una cultura de diálogo y respeto. Aun así, el problema persiste, reflejando una creciente frustración social ante el deterioro del servicio y la falta de soluciones estructurales.
Creciente pobreza y exclusión en La Habana reflejan el deterioro del modelo social cubano
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