El comediante cubano Rigoberto Ferrera, conocido por su humor ácido y su capacidad para hacer reflexionar a su audiencia, ha encontrado en las redes sociales una plataforma ideal para continuar su carrera tras haber enfrentado censura en los medios tradicionales de la isla. En una reciente entrevista para La Familia Cubana, Ferrera compartió su experiencia sobre la censura a la que se ha visto sometido, especialmente desde su alejamiento de la televisión cubana en 2007, un espacio donde la crítica y las denuncias se ven limitadas.
Ferrera explicó que las redes sociales le han otorgado una independencia que no encontraba en la televisión estatal cubana, la cual le impedía expresar críticas o hacer denuncias sobre la situación del país, como la acumulación de basura, los apagones y los baches en las calles.
"Las redes sociales me han brindado la independencia de no estar atado a un medio como la televisión cubana", comentó, destacando que este medio digital le permite expresar su opinión sin censura, al mismo tiempo que le ofrece la oportunidad de promocionar sus presentaciones sin depender de las plataformas tradicionales.
Sin embargo, el comediante también subrayó que, aunque las redes sociales brindan una libertad invaluable, es fundamental ser responsable con lo que se publica. "Las redes sociales lo que uno debe tener es cierta responsabilidad en lo que uno publica, pero es un buen medio para denunciar lo que está mal hecho", aseguró Ferrera, destacando que la libertad digital viene acompañada de un compromiso ético con el contenido que se comparte.
El actor relató varios episodios de censura que ha vivido a lo largo de su carrera. Uno de los más significativos ocurrió en Santiago de Cuba, donde, tras una de sus presentaciones, fue advertido de que un militar estaba en el público, lo que hizo que los organizadores le pidieran que tuviera cuidado con lo que decía.
Ferrera recordó que, aunque el público santiaguero fue muy receptivo, el incidente le costó ser declarado "persona non grata" en el Teatro Heredia, una etiqueta que también sufrió en Camagüey, donde, según contó, recibió amenazas anónimas.
A pesar de las dificultades que ha enfrentado en su carrera, Ferrera no se ha detenido. "He dejado de hacer teatro, bueno, ya no hay teatros, ¿no? Pero me he dedicado a establecer en los bares un espectáculo, que a mí me gusta", afirmó. El comediante, quien sigue generando risas y reflexiones, ha optado por llevar su show a los bares, creando así un espacio de trabajo para otros humoristas que también luchan por mantenerse activos en el contexto cubano actual.
Cuando se le preguntó por qué no había intentado emigrar, Ferrera confesó que en 2001 tuvo la oportunidad de irse con sus hermanos, pero en ese momento estaba profundamente enamorado, tenía mucho trabajo y, siendo joven, decidió no hacerlo. "En la actualidad, yo cuido a mi mamá, mi mamá es discapacitada, entonces yo soy su sostén, es algo que no me permite emigrar", explicó, subrayando su sentido del deber y su compromiso con su familia.
A lo largo de su carrera, Rigoberto Ferrera ha logrado ganarse el cariño de muchos cubanos gracias a su estilo único y su capacidad para abordar temas cotidianos con humor y crítica. A pesar de las restricciones impuestas por la censura en la isla, el comediante sigue adelante, encontrando en las redes sociales un nuevo medio para expresarse libremente y continuar ofreciendo su talento a su público.
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