La crisis en Cuba ha llegado a extremos tan insólitos como preocupantes. En la ciudad de Holguín, un hombre fue detenido tras robar los cables eléctricos que suministraban energía al área de fisioterapia y economía del Hospital Vladimir Ilich Lenin, uno de los principales centros médicos del oriente cubano.
El hecho fue denunciado a través del perfil oficialista “Cazador-Cazado”, cercano a las fuerzas policiales, aunque sin brindar detalles precisos sobre el momento del robo, la magnitud de los daños o cómo fue capturado el implicado. Lo que sí dejó claro la publicación es la indignación por un acto que califican de “sabotaje”, al afectar directamente un espacio destinado a la atención médica.
El supuesto autor del robo fue identificado como Daniel Pérez Sánchez, a quien acusan de haber “picado” los cables, en lo que aparenta ser un intento desesperado de obtener cobre u otros materiales con valor en el mercado negro. “El muy cabrón se prestó p’ picar los cables que mantenían la electricidad”, expresó el mensaje con tono popular e irónico, señalando la gravedad de cometer un delito precisamente en un lugar donde acuden personas por cuestiones de salud.
Aunque no se ofrecieron cifras sobre la duración del apagón o el impacto en los servicios médicos, lo ocurrido deja en evidencia un deterioro profundo no solo en el tejido económico, sino también en el moral de la sociedad cubana. Robar a un hospital, un espacio sagrado para la vida, representa una de las señales más crudas de descomposición social que ha generado la escasez y la falta de alternativas legales para subsistir.
No es la primera vez que en Cuba se reportan robos de cables eléctricos, transformadores o materiales de infraestructura estatal. Sin embargo, el hecho de que esta vez el objetivo haya sido un hospital agrega una capa de gravedad e indignación al problema. Este tipo de acciones no solo ponen en riesgo la vida de los pacientes, sino que también sobrecargan aún más a un sistema de salud que ya enfrenta carencias de insumos, medicamentos y personal.
La publicación que denunció el robo también hace alusión a un posible castigo severo para el detenido, aunque no se ha informado oficialmente qué cargos se le imputan ni qué consecuencias legales enfrentará. En cualquier caso, el mensaje fue claro: “Va a pagar bien caro”.
Mientras tanto, los cubanos se preguntan hasta dónde puede llegar el deterioro de la situación actual. Si ya ni los hospitales están a salvo del saqueo, ¿qué queda por proteger? El robo en el Hospital Lenin no solo dejó sin luz a dos áreas sensibles del centro, sino que también iluminó —con una crudeza inquietante— la desesperanza y el desgobierno que vive la Isla.
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