El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este sábado el lanzamiento de una ofensiva aérea secreta contra instalaciones nucleares clave en Irán, en lo que el Pentágono denominó “Operación Martillo de Medianoche”, una de las misiones más ambiciosas y complejas del poder aéreo estadounidense en las últimas décadas.
La operación, coordinada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, tuvo como blanco tres centros estratégicos del programa nuclear iraní: Fordow, Natanz e Isfahán. Según las autoridades, los daños fueron “extremadamente severos”.
“Fue un éxito militar espectacular. Devastamos el programa nuclear iraní”, aseguró Trump en un mensaje a la nación desde la Casa Blanca, flanqueado por Hegseth, el secretario de Estado Marco Rubio y el vicepresidente JD Vance. El mandatario subrayó que si Teherán no opta por la paz, Estados Unidos está preparado para actuar de nuevo “con rapidez y precisión”.
La misión fue ejecutada con alto secreto. Siete bombarderos furtivos B-2 Spirit, escoltados por más de 100 aeronaves de apoyo, partieron desde Misuri y realizaron un trayecto de más de 18 horas hacia el Golfo Pérsico. El despliegue incluyó aviones cisterna, cazas y unidades de vigilancia, además de un submarino que lanzó misiles Tomahawk contra Isfahán justo antes del bombardeo aéreo.
La estrella de la ofensiva fue la bomba GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), un proyectil antibúnker de 13,600 kg diseñado para perforar concreto y roca. Las MOP fueron empleadas por primera vez de manera operativa y lanzadas desde los B-2 sobre Fordow y Natanz con una precisión milimétrica.
“No registramos ninguna respuesta de defensa iraní durante el ingreso, ataque o salida de nuestras aeronaves”, indicó el general Caine. “Los sistemas de misiles iraníes no detectaron el ataque y sus cazas no despegaron. El elemento sorpresa fue total”.
En total, se utilizaron más de 75 armas guiadas de precisión. Según las evaluaciones iniciales, las instalaciones nucleares quedaron gravemente afectadas, aunque no hubo impacto directo contra fuerzas armadas iraníes ni civiles.
“El objetivo no fue el pueblo iraní, ni sus tropas, sino el corazón del programa nuclear de un régimen que representa una amenaza directa para la estabilidad global”, explicó Hegseth. “Muchos presidentes lo intentaron, pero solo Trump lo logró”.
El operativo marca la mayor misión de B-2 Spirit desde 2001 y representa un punto de inflexión en la política de seguridad estadounidense en Medio Oriente. Mientras tanto, Irán guarda silencio oficial, aunque se espera una respuesta diplomática o militar en las próximas horas.
El presidente Trump concluyó con una advertencia: “Este fue solo un primer paso. Si Irán no detiene su amenaza nuclear, tenemos otros objetivos listos para ser eliminados en cuestión de minutos”.
La comunidad internacional observa con atención. Aunque no hay reportes de radiación, la Operación Martillo de Medianoche podría redibujar el tablero geopolítico y elevar la tensión a niveles sin precedentes desde la guerra del Golfo.
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