Una escena que roza lo insólito se vivió en el reparto Eléctrico, en La Habana: un cubano, acompañado por sus vecinos, llevó una planta eléctrica portátil al policlínico local para que funcionara el electrocardiograma de una paciente con síntomas de infarto. El equipo médico no podía operar debido a un prolongado apagón que afectaba la zona, imposibilitando la atención médica oportuna.
La imagen del generador montado en un coche tirado por caballos resume con crudeza el estado actual del sistema sanitario cubano. Esta acción desesperada fue registrada en video y rápidamente se hizo viral, provocando indignación entre los usuarios de redes sociales. Muchos señalaron que el ruido eléctrico del generador podría afectar la precisión del diagnóstico, pero aun así se intentó como única opción viable.
"La escena no fue solo una muestra de solidaridad comunitaria, sino también un grito desesperado contra el abandono institucional que sufre el pueblo cubano".
En hospitales y policlínicos del país, los grupos electrógenos —que deberían suplir la energía durante los cortes— no funcionan por falta de mantenimiento y combustible. La consecuencia directa es que procedimientos urgentes, desde operaciones hasta simples análisis, se retrasan o no se realizan.
Este caso no es aislado. La crisis energética y la falta de recursos médicos han hecho que, en muchos centros de salud, el equipamiento esté en estado inservible o simplemente inoperante durante los apagones. Según testimonios compartidos en redes, en el policlínico afectado “no hay ni planta, ni corriente, ni vergüenza”. La frase resume el sentir de muchos ciudadanos que ya no creen en soluciones institucionales.
"En un país que se autoproclama ‘potencia médica’, que un diagnóstico de electrocardiograma dependa del generoso préstamo de una planta privada es una señal clara de decadencia", escribió con rabia un usuario en X. La crítica se extiende más allá de los recursos materiales: también apunta a una administración ineficaz, desconectada de la cotidianidad del pueblo cubano.
Ante este panorama, no pocos piden la atención de la comunidad internacional, denunciando que lo ocurrido es solo una muestra más de cómo los cubanos luchan diariamente por sobrevivir a una crisis humanitaria que combina carencias médicas, colapso energético y desidia gubernamental.
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