El presidente Donald Trump confirmó este sábado que las fuerzas armadas de Estados Unidos llevaron a cabo una serie de ataques aéreos contra tres instalaciones nucleares clave en Irán, en apoyo directo a la ofensiva iniciada por Israel hace más de una semana.
“Hemos completado nuestro exitoso ataque contra tres instalaciones nucleares en Irán, incluyendo Fordo, Natanz e Isfahán. Todos los aviones han salido del espacio aéreo iraní y regresan sanos y salvos”, escribió el mandatario en una publicación en redes sociales. Trump calificó el momento como “histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo” y anunció que ofrecerá un discurso a la nación este sábado a las 10:00 p. m. (hora del Este).
Los ataques se produjeron tras días de consultas entre altos mandos militares estadounidenses y el gobierno israelí, que solicitó asistencia ante la dificultad de destruir objetivos profundamente enterrados como la planta de Fordo. Según fuentes del Pentágono, se utilizaron bombarderos furtivos B-2 y posiblemente bombas antibúnker GBU-57 de 13,600 kilogramos, capaces de penetrar hasta 60 metros bajo tierra.
Aunque la Casa Blanca no ha confirmado los detalles técnicos de la operación, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ya había advertido que Fordo estaba produciendo uranio altamente enriquecido, elevando el riesgo de una catástrofe si una instalación de este tipo era atacada.
En respuesta, medios estatales iraníes informaron de un ataque a la planta de Fordo, sin ofrecer más información. Mientras tanto, Teherán ha reiterado que cualquier intervención militar de Washington “desatará una guerra total en la región”.
Este es un giro radical respecto a la política exterior que Trump promovía durante su campaña de reelección, centrada en evitar nuevas guerras. Sin embargo, en las últimas semanas, el presidente advirtió públicamente que no permitiría que Irán obtuviera armas nucleares y responsabilizó directamente al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei.
“Sabemos exactamente dónde se esconde el llamado ‘Líder Supremo’... No vamos a eliminarlo. Al menos no por ahora”, escribió Trump en un mensaje que pareció más una amenaza velada que una declaración diplomática.
La participación directa de EE. UU. también tiene implicaciones estratégicas regionales. Los rebeldes hutíes de Yemen, apoyados por Irán, ya han amenazado con reanudar los ataques contra buques estadounidenses en el Mar Rojo, tras haberlos pausado en mayo bajo un acuerdo con Washington.
Desde que comenzó la ofensiva israelí, EE. UU. ha movilizado activos militares en Medio Oriente, incluyendo aviones y buques de guerra, con el objetivo de proteger tanto a Israel como a sus propias bases.
El ataque de este sábado ocurre tras intentos fallidos de negociación por parte del gobierno de Trump, que durante los últimos dos meses mantuvo conversaciones directas con Teherán para intentar frenar su programa nuclear sin recurrir a la fuerza.
En el frente interno, el ataque ha generado división incluso entre algunos aliados del movimiento MAGA, quienes temen una escalada bélica prolongada. Trump ha reaccionado con dureza a estas críticas, insistiendo en que la intervención era necesaria para garantizar la seguridad global.
El bombardeo también marca una ruptura definitiva con el acuerdo nuclear de 2015 firmado bajo el mandato de Barack Obama, al que Trump retiró a EE. UU. en 2018 por considerarlo “el peor acuerdo jamás firmado”.
Fuente: AP
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