Este mes de junio se conmemora el 34.º aniversario de un hecho crucial en la historia reciente del disenso intelectual cubano: la publicación de la conocida “Carta de los Diez”, un documento valiente y frontal en el que un grupo de destacados escritores y periodistas exigió al régimen cubano profundas reformas democráticas. La misiva, fechada en 1991, fue redactada por la poeta María Elena Cruz Varela, fundadora del movimiento opositor Criterio Alternativo, y contó con el respaldo de nueve reconocidas figuras del ámbito literario e intelectual de la isla.
Firmaron junto a Cruz Varela: Raúl Rivero, Manuel Díaz Martínez, Nancy Estrada, José Lorenzo Fuentes, Bernardo Márquez Ravelo, Manuel Granados, Fernando Velázquez Medina, Roberto Luque Escalona y Víctor Manuel Serpa. En tiempos en que pronunciarse en contra del poder era prácticamente un acto suicida, estos diez intelectuales decidieron plantar cara al autoritarismo con lo que consideraron su propia declaración de independencia.
La reacción del aparato oficial no se hizo esperar. El periódico Granma, órgano del Partido Comunista de Cuba, publicó un editorial en respuesta, atribuido al entonces jefe del Departamento Ideológico del Comité Central, Carlos Aldana. En él, los firmantes fueron calificados de “agentes de la CIA”, la acusación infaltable del castrismo para deslegitimar la disidencia.
En un ataque particularmente virulento, el editorial arremetió contra Cruz Varela con un lenguaje profundamente ofensivo, llegando a decir que era “una desconocida, semianalfabeta, de dudosa conducta moral y enferma de neurosis histérica”. La descalificación resultaba doblemente absurda al considerar que, apenas dos años antes, había sido reconocida con el Premio Julián del Casal por su libro Hija de Eva, y que era considerada una de las voces poéticas más relevantes de su generación.
La campaña de descrédito también apuntó hacia autores de trayectoria consolidada, como José Lorenzo Fuentes, mención de honor del Premio Casa de las Américas en 1968; Manuel Díaz Martínez, ganador en 1967 del Premio Julián del Casal; Manuel Granados, premiado ese mismo año por la Casa de las Américas por su novela Adire y el tiempo roto; y Raúl Rivero, reconocido por su obra poética con los premios David y Julián del Casal en 1969 y 1972, respectivamente.
A partir de la publicación de la carta, todos sus firmantes fueron víctimas de acoso, represión y represalias. Pero la peor parte la sufrió su autora, María Elena Cruz Varela. La vigilancia habitual sobre su vivienda en Alamar se intensificó, hasta que agentes de la Seguridad del Estado irrumpieron en su apartamento y la detuvieron con violencia, arrastrándola por las escaleras. Uno de los episodios más aberrantes fue protagonizado por una oficialista que, según mostró el Noticiero Nacional de Televisión, “le hizo tragar alguno de los papeles hallados en el registro”, jactándose de su acción como si se tratara de un acto heroico.
Cruz Varela fue sometida a un juicio sumario y condenada a dos años de prisión. Tras su excarcelación en 1994, marchó al exilio, donde ha continuado denunciando la represión en su país. Los otros firmantes también fueron forzados a abandonar Cuba, con una excepción: Raúl Rivero decidió permanecer y, en 1995, fundó la agencia de noticias independiente Cuba Press. Sin embargo, tras su encarcelamiento durante la ola represiva de marzo de 2003, él también se vio obligado a abandonar la isla.
A pesar de la persecución, ninguno de los firmantes de la carta renunció jamás a continuar en la lucha por la libertad y la democracia. La “Carta de los Diez” marcó un hito sin precedentes como desafío frontal al castrismo desde el ámbito intelectual. No sería hasta tres décadas después, el 27 de noviembre de 2021, que el régimen enfrentaría un cuestionamiento de igual magnitud, cuando decenas de artistas se congregaron frente al Ministerio de Cultura en demanda de mayores libertades.
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